Cambio climático
México desarrolla la Estrategia Nacional Reed
Sábado 30 de junio de 2018, p. 30
El manejo adecuado de los bosques, que son reservas de carbono, es una de las estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que fueron incorporados como parte de las acciones para atacar el cambio climático. Esto mediante el mecanismo de Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (Redd).
México desarrolló la Estrategia Nacional Redd+ (EnaRedd+), tras la iniciativa internacional iniciada en Bali en el contexto de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático en 2007. El mecanismo, que fue sometido a consulta de organizaciones y comunidades, tiene como fin impulsar el manejo de los bosques a partir del desarrollo rural sustentable y la valoración de los bienes y servicios ambientales. para reducir las presiones sobre los ecosistemas forestales.
La estrategia reconoce que las causas de deterioro de estos ecosistemas están asociadas con problemas estructurales diversos, muchos de ellos externos al sector forestal. Refiere que ante el cambio climático, los ecosistemas forestales son uno de los principales sumideros mundiales de carbono por su capacidad de capturar el bióxido de carbono de la atmósfera, con el proceso de fotosíntesis, y almacenarlo durante largos periodos de tiempo en sus tejidos, así como en el suelo, al incorporarse a partir de la materia orgánica muerta y descompuesta.
Refiere que los procesos de deforestación y degradación contribuyen a que bosques y selvas pierdan su condición de captores de bióxido de carbono, lo que contribuye al cambio climático. Se estima que tan sólo los bosques tropicales contienen aproximadamente 40 por ciento del carbono acumulado en la biomasa terrestre, con lo que es evidente que cualquier perturbación de estos ecosistemas se reflejará en un cambio significativo en el ciclo de carbono global y, por consiguiente, en un incremento de los impactos adversos del cambio climático.
Así, las emisiones asociadas a la deforestación y degradación de los bosques y selvas son un tema vinculado a la agenda de mitigación, pero simultáneamente los impactos del cambio climático pueden observarse en los mismos ecosistemas forestales, aumentando su vulnerabilidad.
Agrega que ante los impactos por eventos hidrometeorológicos extremos como huracanes, sequías, ondas de calor o frío, tormentas, entre otros, los bosques pueden contribuir a atenuar estos impactos, aumentando la resiliencia de la sociedad ante el cambio climático además de generar múltiples beneficios, por ejemplo, al estabilizar las laderas.
Apunta que el costo de mitigar emisiones por degradación y deforestación trata de evitar en los países en desarrollo en al menos 50 por ciento en el 2030, podría oscilar entre 15 mil y 33 mil millones de dólares anuales, se reconoce que el hacerlo prontamente es rentable sobre todo cuando se contrasta con los enormes costos ambientales y económicos de la inacción.
Además, la conservación de los ecosistemas forestales también coadyuva a la preservación de la biodiversidad y la conectividad ecológica a nivel de paisaje, lo que permitirá la migración de especies como respuesta de la adaptación al cambio climático.
Como parte de la estrategia, se construyó un Sistema Nacional de Monitoreo, Reporte y Verificación con estándares internacionales, mediante el cual se elaboró el Nivel de Referencia de Emisiones Forestales, mismo que fue validado por un panel de expertos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Se prevé que este sistema será el garante de que se respeten los derechos de los dueños de los terrenos forestales y de los pueblos y comunidades indígenas, así como de la conservación ambiental.