Erick vive con VIH y en abril desarrolló linfoma de Hodking (cáncer), pero no ha podido saber si tiene relación con alguna falla en su terapia, porque desde finales de 2017 la delegación oriente estado de México del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) carece de las pruebas de laboratorio que verifican la cantidad de virus en sangre y la situación del sistema de defensas del organismo (conteo de linfocitos cd4). Este es uno de los casos más graves del problema que las autoridades definen sólo como una demora de resultados de dichos estudios.

Como este paciente, cientos de derechohabientes tampoco se han practicado los exámenes como lo ordena la guía de manejo clínico del VIH/sida, a pesar de las reiteradas peticiones e, incluso, reuniones con funcionarios de esa delegación y del nivel central del Seguro Social, denunció Luis Adrián Quiroz, secretario general de la organización Derechohabientes viviendo con VIH/sida del IMSS.

La agrupación presentó una queja ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y pidió la emisión de medidas cautelares. Quiroz comentó que en marzo pasado la situación se agravó porque el servicio se suspendió totalmente.

Ayer por la tarde, en respuesta a la petición de información de este diario, la delegación indicó que la demora de resultados de la prueba se debió al retraso en la licitación para la adquisición de los reactivos.

Ya se resolvió –dijo– y el pasado 15 de junio se asignó el contrato. Aunque La Jornada recabó varios testimonios de pacientes, quienes no han podido obtener una cita en el laboratorio, la delegación del IMSS afirmó que en ningún momento se negó la atención, ya que se tomaron las pruebas necesarias a derechohabientes que lo solicitaban.

También mencionó que el nuevo proveedor reactivó inmediatamente el servicio con la recopilación de muestras pendientes en unidades médicas. En una nota informativa, la delegación sostuvo: se han entregado los primeros resultados y el protocolo quedará regularizado en los primeros días de julio.

La eficacia de las terapias debe ser vigilada con esos exámenes clínicos cada seis meses. En ese lapso se pueden detectar fallas terapéuticas y los médicos especialistas decidir el cambio de medicamentos antirretrovirales.

Las personas que tienen acceso a una atención médica integral como ésta, llevan una vida prácticamente normal. En cambio, si algo falta (los medicamentos o las pruebas de laboratorio), aumenta el riesgo de que surjan complicaciones.