Recolectar material que lleve a descubrir el origen del Sistema Solar, el propósito
Miércoles 27 de junio de 2018, p. 9
Tokio
La tensión es máxima: a unos 300 millones de kilómetros de distancia de la Tierra el módulo de aterrizaje Mascot viaja a bordo de la sonda japonesa Hayabusa2, que alcanzará este miércoles el asteroide Ryugu tras cuatro años de viaje. El objetivo es descubrir el origen del Sistema Solar.
Los asteroides como Ryugu, que lleva el nombre de un palacio subacuático de la mitología japonesa, son pedazos de roca que viajan alrededor del Sol y son considerados restos del origen del Sistema Solar. Hayabusa2 medirá primero ese cuerpo, al que el investigador Ralf Jaumann, del Centro Alemán de Aeronáutica y Astronáutica (DLR), se refirió como un objeto primitivo
. El DLR desarrolló Mascot (Mobile Asteroid Surface Scout) junto a la agencia espacial francesa CNES.
El lunes publicaron unas imágenes en las que se ve a Ryugu a sólo 40 kilómetros de distancia. El asteroide tiene forma de rombo y no redonda, como se creía hasta ahora. Se ven también cráteres y protuberancias, escribió el gestor del proyecto, Yuichi Tsuda.
Esta forma es científicamente sorprendente y nos presenta algunos desafíos técnicos
, precisó.
Ahora están en busca de un lugar de aterrizaje adecuado para Mascot, que mide lo mismo que una caja de zapatos. La sonda se acercará tanto que podrá aspirar parte del material que sobrevuela la superficie del asteroide y lo traerá a la Tierra en 2020.
Mascot, por el contrario, caerá desde una altura de 100 metros sobre la superficie y se quedará allí. El dispositivo de 10 kilos estará controlado por el Mascot Control Center del DLR, en Colonia.
Con la misión estudiamos material original e inalterado de la niebla solar de más de 4.5 millones de años
, explica Jaumann en una entrada de blog del centro espacial.
Los mayores desafíos serán la separación de la sonda y el aterrizaje consiguiente
, señaló Tra-Mi Ho, directora del proyecto del DLR, al lanzar la misión el 3 de diciembre de 2014. El equipo de Mascot descubrirá tras el aterrizaje cuáles son los valores reales del asteroide –llamado al principio 1999 JU3–, como su diámetro, que se calcula que es de 900 metros, y su gravedad.
Ryugu tiene un contenido alto de carbono, por lo que pertenece a una clase común de asteroides similares a la Tierra.
Según las mediciones realizadas por telescopio, es posible que contenga agua. Existe la probabilidad de que los asteroides trajeran el recurso a nuestro planeta al impactar contra él. Ryugu cruza la órbita de la Tierra y aunque es probable que nunca suponga una amenaza, sería útil saber más de él para futuras misiones de protección.
Mascot se orientará por Ryugu con ayuda de sus sensores y con un brazo impulsor se podrá desplazar hasta unos 70 metros y así realizar medidas en distintas partes del asteroide. Los cuatro instrumentos que contiene el aterrizador estudiarán la composición mineral y geológica de la superficie, así como su temperatura y su campo magnético. Si todo va bien, los investigadores recibirán en total hasta 16 horas de datos.
Misión para 2020
Al mismo tiempo, Mascot investigará dónde debe recolectar material la sonda. Su misión terminará cuando se acabe la batería; la sonda volverá a la Tierra y lanzará a finales de 2020 una cápsula con las muestras sobre un desierto de Australia.
Hayabusa, la predecesora, trajo en 2010 por primera vez muestras de un asteroide. Era una pionera que debía allanar el camino a más misiones como la de Ryugu y garantizar el liderazgo tecnológico a Japón.
La sonda Rosetta también llamó la atención hace unos años cuando su minilaboratorio Philae aterrizó en 2014 en el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, y en 2016 la Nasa lanzó Osiris Rex, que llegará en agosto al asteroide Bennu.