Ante Suecia, otra prueba de fuego
uando el panorama era bello, cuando la plenitud parecía por fin hacer guiños amables al futbol mexicano tras dos victorias en Rusia; más aún, cuando la afición logró ahogar el grito homofóbico en los estadios, resulta que Alemania dio una violenta sacudida a las redes, cortesía de Toni Kroos, para sacarnos del ensueño y sembrar incertidumbre.
La Mannschaft dejó a Suecia enfurecida, con armadura y lanza en mano, como vikingos prestos al combate del miércoles ante el Tricolor. La ruta –como dicen los pupilos de Juan Carlos Osorio– es paso a paso. Se aproxima otra prueba de fuego. El equipo de Janne Andersson, con su amenazante juego aéreo, no quiere más sustos.
Suecia está decidida a hacer reales los pronósticos, esos que dicen que junto con el campeón del mundo son los favoritos del Grupo F. No de balde echó de la eliminatoria a un par de gigantes: Holanda e Italia. El cuadro escandinavo lo último que quiere es terminar mordiendo el polvo ante un equipo de la Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Futbol (Concacaf).
El juego de los nórdicos representa un reto para Osorio, quien está escudriñando a contrarreloj todos los detalles sobre su adversario en turno, pero esta vez lo hace con los oídos endulzados por el cántico que le dedicó la afición viajera, que en Rostov lo homenajeó embriagada de felicidad en cuanto palpó el triunfo.
Osorio, en su partido 50, sólo realizó un ajuste en la oncena titular e hizo autocrítica. Reprobó el descuido por el tanto asiático, lo calificó de un pequeño sinsabor
; quizá resulte más bien grande y decisivo a la hora de contar la diferencia de goles. Le siguen fallando los cambios, ni Jesús Tecatito Corona ni Giovani dos Santos fueron relevantes frente a Sudcorea, mientras Rafael Márquez tuvo un par de pifias aterradoras.
La rumorología en pleno filtró la versión de que el grupo de mandones pidió al Míster que mantuviera la alineación exitosa que presentó ante la Mannschaft; el técnico, deseoso de complacer, habría cedido. El de Rusia es un Mundial para la legión foránea
, en la que se turnan el papel estelar Héctor Herrera y Carlos Vela, y donde el punto, por ahora cómico, es que Miguel Layún se especializa con singular afán en sacar el balón de la órbita terrestre.
Pero la diosa fortuna sigue de su lado. Nadie acusó daños por el fuerte y constante golpeteo de los asiáticos; además, el segundo tanto tricolor inició tras una falta cometida por Herrera que no se marcó, y el disparo de Chicharito Hernández entró a la meta a pesar de que el tapatío le pegó mal a la pelota.
Si el miércoles se presenta el peor de los escenarios (derrota ante Suecia y victoria de Alemania), México ya dejó un sabor agradable hacia el exterior y el estratega colombiano –continúe o no en el cargo– ganó adeptos de última hora e igualó la marca de Manuel Lapuente al sumar 33 triunfos con la selección. Ganar sería apoteósico.
Los árbitros mexicanos son de larga carrera en las Copas del Mundo y César Arturo Ramos aclaró el panorama después de los reclamos que Brasil le lanzó, en esa búsqueda absurda de culpables por su deslucido inicio. En el partido entre Colombia y Polonia, Ramos tuvo mejor desempeño y sigue en liza.
Tras dos jornadas de la primera fase, Croacia amenaza con un juego poderoso y desnudó sin piedad a Argentina. En tanto, Bélgica demostró el porqué está entre las favoritas al cetro. Luego de su traspié ante el Tri, Alemania sólo tiene que golear a Corea del Sur para ponerse en ruta hacia la defensa de su cetro.
El festejo explosivo de Felipe Baloy por su histórico gol en el debut de Panamá en una Copa del Mundo fue enternecedor, pero la paliza que Inglaterra le asestó es una advertencia de que el gigantismo que implementa la Federación Internacional de Futbol Asociación no depara nada bueno. El enfrentamiento entre fuerzas tan desniveladas puede causar tedio y falta de interés.
Todavía no se sabe si habrá 48 selecciones a partir de Catar 2022 o de Norteamérica 2026... Malo sobre todo para el continente americano, donde la Concacaf ha sido mero relleno, y las fortalezas de Conmebol, Brasil y Argentina, se inmolan en turbulentas disputas, cuartelazos y choques de egos como para desencantar a cualquiera.