Rostov del Don

Sin sufrir como lo manda su historia, pero lejos de demostrar su potencial, Uruguay aseguró su pase a octavos de final de Rusia 2018 al vencer 1-0 a Arabia Saudita, que intentó dar pelea, pero su falta de técnica la condenó a la eliminación en la primera fase del certamen. Luis Suárez vivió un duelo inolvidable, fue su partido 100 con La Celeste y definió la victoria con un tanto.

Fue un encuentro anodino, pero rentable para Uruguay, al que le bastó un gol a los 23 minutos para lograr un triunfo que lo mantiene igualado con Rusia en la cima del Grupo A, ambos con seis puntos, por lo que pelearán el lunes el liderato.

Arabia Saudita apostó todo en el terreno de juego por evitar su eliminación. Fue abierto en el juego, peleó el balón, pero los charrúas lo detenían en los límites del área sin mucho esfuerzo.

El conjunto sudamericano hizo poco en la cancha, pero fue más hábil para llegar a las redes con una jugada a balón parado, concretamente en un saque de esquina. Suárez aprovechó una mala salida del portero Mohammed Al-Owais para lanzar un potente disparo pegado al poste derecho.

La afición celeste se desbordó entre el júbilo, el gol que daba tranquilidad había llegado. Suárez festejaba con sus compañeros, era un tanto que lo convertía en el primer charrúa en marcar en tres Mundiales (2010, 2014 y 2018).

Arabia no se resignó a ser víctima, y después de la apabullante derrota 5-0 sufrida ante Rusia en el primer encuentro, manejó la pelota con criterio y mostró lagunas en la defensa uruguaya. Lo que repitió fue su impericia ante el gol.

Hatan Bahbir se convirtió en el eje de la ofensiva de la escuadra árabe. El volante lanzó un disparo que fue atajado por Fernando Muslera, poco después desperdició otra oportunidad al mandar el balón por arriba del travesaño cuando se encontraba frente a las redes.

Carlos Sánchez creaba las jugadas de peligro por la banda derecha, era una azote para los árabes que en su intento por detenerlo recurrieron al juego brusco.

El complemento fue muy similar. Óscar Tabárez, estratega de Uruguay, quiso minimizar los ataques y los laterales casi nunca abandonaron su parcela defensiva. El resto lo puso Diego Godín, tan seguro como siempre en el eje de la zaga.

Arabia Saudita continuó con su ejercicio de voluntad, pero sus ataques morían casi siempre a medida que más se acercaba al área. La escuadra asiática apenas pudo generar un par de ocasiones frente al arco, en particular por medio de Hatan Bahbri y un activo Salem Al-Dawsari

Juan Antonio Pizzi, timonel del conjunto de Arabia, daba vueltas con nerviosismo en el área técnica, analizaba el juego no quería sufrir una eliminación prematura. En la cancha, sus jugadores buscaban el esperanzador empate, pero comenzaban a sufrir los estragos del cansancio.

La afición celeste ya festejaba el triunfo que estaba a punto de concretarse; olé, olé olé, cantaban en las gradas. En el terreno de juego, parecía estar todo sentenciado, sólo el ajustado marcador mantenía una relativa emoción.

El llanto fue inevitable entre los árabes al sonar el silbatazo final, algunos se tiraron al césped con el grito de frustración, el sueño mundialista se terminaba. Aún les queda un partido contra Egipto, donde ambos sólo pelearán por una despedida digna.