Moscú

Marruecos fue chispeante, peligroso y técnicamente superior. Portugal tenía a Cristiano Ronaldo y eso fue suficiente.

Otro gol para los libros de récord del increíble goleador portugués bastó para conseguir la victoria 1-0 ante Marruecos, con lo que Portugal dio un paso firme para avanzar a la segunda ronda de la Copa del Mundo y de paso decretó la eliminación del equipo del norte de África.

El cuarto tanto de Cristiano en Rusia dejó al campeón de Europa con cuatro puntos en dos partidos. Los lusos son dueños de su destino de cara al duelo contra Irán, para cerrar su calendario en el Grupo B.

Con la complicidad de una displicente marca rival, Cristiano anotó con una palomita a los cuatro minutos para establecer una diferencia que no se movió más, pese al intenso esfuerzo marroquí.

Autor de una tripleta en el empate 3-3 contra España en la primera fecha, Cristiano quedó como el máximo goleador europeo de la historia en selecciones. Su tanto número 85 con Portugal le permitió dejar atrás a la leyenda húngara Ferenc Puskas. Por delante suyo en la tabla mundial, sólo queda el iraní Ali Daei, con 109 tantos.

Portugal sabía que tras el empate con España, la carrera por los octavos de final sería cruda y no podía permitirse dejar escapar los tres puntos de este partido. Un descuido y la campeona europea podía quedar fuera del Mundial.

Marruecos, que no acudía a un Mundial desde 1998, se convirtió en el primer conjunto en quedar oficialmente eliminado en Rusia, donde horas antes del comienzo del certamen se le negó también la posibilidad de ser sede para 2026, al perder la votación ante la candidatura conjunta de Estados Unidos, México y Canadá. En la cancha se puede argumentar que de las 32 selecciones participantes ninguna ha tenido peor resultado pese a jugar de forma atractiva.

Un gol en contra en el último aliento significó la derrota ante Irán en el debut para el equipo del técnico francés Herve Renard, que ahora tropezó con un fogonazo de inspiración del cinco veces ganador del Balón de Oro.

Y en un soleado y agradable día en la cancha del estadio Luzhniki, Portugal era el equipo con un depredador en el área. Cristiano se convirtió en su mejor versión en la primera oportunidad que se le presentó.

De un córner en corto, Joao Moutinho mandó el centro desde la derecha. El delantero del Real Madrid esquivó a Manuel da Costa, el hombre que le resguardaba, y se lanzó de palomita en el corazón del área para definir.

Marruecos reaccionó bien tras el zarpazo inicial. Su volante Sofyan Amrabat fue por lejos su mejor obrero con sus desbordes por banda derecha, desquiciando toda la tarde al zaguero Raphael Guerreiro.

Aparte de eso, Portugal nunca se sintió hostigado en exceso, parecía a gusto con el trámite del encuentro, replegado en el fondo para dar rienda suelta a su recurso predilecto: el contragolpe.

No fue hasta los 56 minutos que Marruecos dispuso de su mejor ocasión, abortada por el arquero portugués Rui Patricio con una notable atajada para repeler el cabezazo picado de Younes Belhanda tras un tiro libre. Casi todas sus mejores oportunidades fueron en jugadas con pelota parada, tres de ellas al inicio del segundo tiempo. En el tiempo agregado, su capitán y zaguero central Mehdi Benatia mandó un disparo a las nubes en otra ocasión inmejorable.

Así se resumió la frustración marroquí, un equipo que en todo momento dejó buena imagen, pero inoperante o carente de suerte en la definición. Además de ser descuidado atrás en los momentos clave.

En cambio, Portugal puede estar tranquila, mientras tenga a esa máquina de efectividad llamada Cristiano, ahora sí pletórico en la cita máxima del futbol. La cuenta de goles del nacido en Madeira supera el acumulado que tenía en sus tres participaciones previas en los campeonatos del mundo. Ha convertido de todos las formas, con la zurda y con la derecha. Con la cabeza en Moscú, Cristiano también probó nervios en un penal y coronó su tripleta en Sochi ante España con un sensacional remate de tiro libre para conseguir el empate. Un nutrido catálogo de las variantes de gol exhibidas en dos partidos.

Cristiano es en sí mismo un equipo completo, porque además de ser un certero goleador, también colabora defendiendo. Sus despejes de cabeza ayudaron a una zaga que por ratos lució vulnerable en los córners y cobros de faltas, pese a la presencia de los gigantes centrales Pepe y José Fonte.