Escenifican la obra para niños Salimos del mar y soñamos el mundo; la actriz Asur Zágada interpreta al venadito azul
Viernes 15 de junio de 2018, p. 9
Ante la cercanía de las elecciones y la atmósfera de descontento actual, ‘‘la cultura wixárika nos enseña que de la nada nace el impulso de crear las cosas como nosotros las imaginamos”, sostiene la actriz Asur Zágada, con motivo de la obra de teatro para niños Salimos del mar y soñamos el mundo, que se presenta sábados y domingos en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).
La puesta en escena, dirigida por Nora Manneck y dramaturgia de Felipe Rodríguez, explora la cosmogonía wixárika para ‘‘representar su imaginario de la creación del universo como lo conocemos. Tomamos tres dioses que son ejes de su cultura: el Abuelo Fuego (Maxacuaxi), la Abuela Todo (Ta-kutzi) y el Hermano Venado (Kauyumari), mi personaje”, explica Zágada en entrevista con La Jornada.
‘‘El venadito azul –añade– representa todo el impulso creador del ser humano, la curiosidad, el espíritu inquisitivo. Se ve con claridad que a partir de este estado de aburrimiento, de abulia, todo puede suceder; en medio de la nada es cuando nace el impulso de salir al mundo y crear las cosas como las imaginamos o soñamos.”
La actriz destaca que esa cultura originaria es ‘‘entrañable, profunda; filosóficamente tiene principios que nos ayudan mucho como sociedad. Las cosas ya están puestas y tenemos una gran historia para agarrarnos de esos elementos y seguir construyendo un entorno mucho más favorable para nuestro crecimiento”.
El montaje, que cumple tres años, está dirigido a las familias, aclara Zágada. ‘‘Van muchos papás jóvenes; nos damos cuenta de que el teatro para niños no funciona unidireccionalmente en el público infantil, sino también tiene que haber una red alrededor que sostenga el aprendizaje o la experiencia. Puedes sentir la atmósfera antes y después de la función: cambió la manera de estar con sus hijos, de mirarlos y escucharlos. Sirve para que los padres aprendan que no tienen que saber todo.
‘‘Nora Manneck sabe que el teatro para niños es difícil e inteligente. El trabajo estuvo en sacarnos de la cabeza que íbamos a hablar con alguien distinto a nosotros y fue más en favor de entrar en lo corporal, en la relación que tenemos con el multimedia a una especie de juego.”
Así impulsa la participación de los niños y construye con ellos la historia. Además, ‘‘el lenguaje es muy importante en la obra. En el escenario se ve cómo se van construyendo las imágenes, le pones una huella auditiva y lo vuelves una palabra que te dice algo: la Luna. Ese tipo de juegos tomó un año de investigación, escribir el texto y prever cómo se iba a formar el equipo creativo.”
La actriz destaca la presencia de la burla o picardía de ese pueblo. ‘‘En la obra se intentó rescatar mucho porque es muy interactiva y participativa. Con los niños vamos construyendo la historia y ellos participan todo el tiempo”.
Ingenio y picardía
Salimos…, que utiliza cuatro pantallas para proyectar animaciones creadas mediante convenio con el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey campus Toluca, se inscribe en el programa Lleva a un niño al teatro hoy: se paga un boleto para niños en situaciones difíciles. También, dice Zágada, al final de cada función ellos pueden aprender a hacer la artesanía llamada El ojo de dios, ‘‘un bastón muy importante para la cultura wixarika y que utilizamos en la obra”.
Añade que otros dos elementos en la obra son el miedo y la pereza para enfrentar lo desconocido. ‘‘Hemos creado figuras que nos asustan, detienen y obstaculizan el camino. Es el caso de los gigantes. Un mito wixárika habla de cómo los dioses con el ingenio, la burla, el juego y la picardía vencen a unos gigantes de piedra y ojos de carbón encendido, que crearon en un sueño porque las deidades temían el nuevo mundo”.
Salimos del mar... se escenifica sábados y domingos a las 13:30 horas, hasta el 17 de junio, en el Foro de las Artes del Cenart (Río Churubusco 79, colonia Country Club).