La corredora jalisciense Úrsula Sánchez dice que para ser atleta de alto rendimiento, madre, esposa y atender las labores de casa, es porque una como mujer se hace bien chingona y con esa actitud enfrentará el próximo mes sus primeros Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla.

Es la única fémina en la delegación de atletismo, que contempla a 43 seleccionados, que competirá en dos pruebas: 5 y 10 mil metros. Se prepara a darlo todo en la pista, porque esta segunda oportunidad que se le ha presentado no la quiere desaprovechar.

Tengo 30 años y me siento con la mejor edad y el momento ideal como persona. La fuerza que te da un hijo, el hecho de parir, si aguanté el dolor, ¿qué me puede pasar si corro dos pruebas con un día de diferencia?, expresa la menuda fondista.

Úrsula se perdió el ciclo olímpico anterior porque se embarazó. Su hija tiene tres años y como su esposo, Cristóbal Herrera, es quien la entrena, los dos comparten los cuidados de la pequeña, aunque la responsabilidad recae más en ella. Terminada la sesión se dirige a su casa para atender a la familia.

Sánchez García tiene una deuda y quiere saldarla en Barranquilla el próximo mes. Dar todo lo que tengo con la expectativa de que voy a traer una medalla y espero que sea de color dorado, expresa con orgullo la campeona nacional.

Entre la pista y la casa, Úrsula acumula años de sueños. De ñiña comenzó a correr en la escuela de atletismo que tiene su padre Paulino Sánchez en Guadalajara. Luego dejó su tierra para entrenar con Benjamín Paredes en Ciudad de México, sintió que no tenía progresos y volvió a su hogar.

Tengo fuertes rivales y este proceso quiero terminarlo porque Tokio 2020 es mi sueño olímpico. Sólo pido que me tengan fe y estén conmigo, concluye Úrsula Sánchez.