La Organización de los Estados Americanos (OEA) y la región deben alzar la voz para defender la dignidad y los derechos humanos de los migrantes, sin importar cuál sea su situación jurídica, señaló el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, en su mensaje ante la 48 asamblea de ese organismo.

Sostuvo que debe reconocerse el valor de los migrantes para la economía, la sociedad y la cultura de los países a los que llegan. Cada nación debe determinar su propia política migratoria, dijo, pero esa soberanía no puede estar por encima de la dignidad de la persona y el respeto a los derechos humanos.

En su mensaje de ayer por la mañana en Washington, señaló que México no cree en los muros, sino en los puentes que se construyen en los pilares del respeto mutuo y el derecho internacional, (en los) que se construyen a través del diálogo sincero, de la negociación, de resolver las diferencias a partir de encontrar las coincidencias.

Aseveró que el país está abierto al juicio internacional, creemos que todas las naciones deben estar abiertas al pleno escrutinio del sistema interamericano de derechos humanos. Aunque a veces los casos sean dolorosos, aunque a veces nos lastiman.

Sostuvo que como países firmantes de la Carta Democrática de septiembre de 2001, defender este régimen ante su ruptura institucional no es una preferencia, es una obligación jurídica. Aseveró que los gobiernos representativos son indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región, y uno de los propósitos centrales de esta organización es promover y consolidar la democracia.

Al mismo tiempo, indicó, se reconoce que ante la ruptura del orden democrático, invocar estos principios para proponer la indiferencia no es otra cosa que convocar a una complicidad tácita, no atrevernos a señalar lo que ocurre de mal en un país para que no nos señalen otros. O simplemente, mirar al techo cuando la democracia se colapsa en beneficio de unos cuantos y en perjuicio de todos los demás. Ante ello, agregó, México hará sus mejores esfuerzos diplomáticos para promover que la democracia se restablezca donde se ha roto.

Lo haremos siempre abogando por una solución pacífica. Rechazamos categóricamente cualquier opción violenta, que venga de dentro o que venga de afuera e insistió en que no se nos pida quedarnos callados ante un incumplimiento de lo más fundamental.