Confirmador triunfo de Francisco Martínez en La Florecita
La cínica universalidad de la tauromaquia en otra producción
de Simón Casas
n el segundo festejo en la plaza La Florecita, de Naucalpan, se anunciaron reses de la ganadería de La Paz, cuyo buen juego en general contrastó con los dos ejemplares del mismo hierro lidiados en el festejo anterior. El mejor fue el joven de San Miguel de Allende, Francisco Martínez, triunfador de las plazas México, San Marcos, Querétaro y otras, que hizo lucir a un astado deslucido.
Al abreplaza Montero, bien presentado, Martínez lo recibió con templadas verónicas. Cubrió el tercio de banderillas con espectacularidad y precisión, destacando un violín y un magnífico par corriendo hacia atrás, templando la fuerte embestida a escasos centímetros. El novillo exigía mando y colocación y fue aprovechado por Francisco por ambos lados. Dejó una estocada casi entera en lo alto y cortó merecida oreja. La tauromaquia de este Martínez posee el don de la sobriedad, con un ingrediente adicional: la intensidad. Vaya porvenir.
El otro alternante que dejó huella fue el más verde, pero con gran disposición: Alejandro Moreno, que recibió a su novillo con dos sosegadas gaoneras de mano baja. Las tandas, de variado temple, tuvieron eco en el tendido, que puede no saber pero siempre siente. Resultó cogido en cuatro ocasiones y por su entrega se retiró entre una nutrida ovación. Hoy parten plaza Ricardo de Santiago, Roberto Román, Alejandro Fernández y Cayetano Delgado con cuatro de Xajay.
Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Más tardó el elocuente y habilidoso productor, no empresario
, como se autonombra el francés Simón Casas, en prometer las perlas de la virgen y cambios radicales en la gestión de la Plaza de Las Ventas, que en superar a sus antecesores en el mantenimiento de un estado de cosas en beneficio de la tauromafia que hace décadas se adueñó del negocio taurino en el mundo.
Casas es un continuador del estado de cosas que, como el resto de las globalizaciones, mantiene un esquema de operación centralizado, monopólico y de escaso interés masivo fuera de los cuatro o cinco toreros-marca que, frente a reses dóciles y desbravadas, vetando toreros, recorren el llamado planeta de los toros, o los cuatro o cinco países taurinos donde aquellos aún tienen mercado.
La fiesta refleja complejos, idiosincrasia y capacidad de negociación del país donde tiene cabida. Luego de casi un siglo de inexcusable coloniaje taurino español, Sudamérica muy poco abonó al fortalecimiento de su tradición taurina y al surgimiento de figuras nacionales de nivel internacional que reflejaran y enorgullecieran al pueblo y favorecieran un eficaz intercambio taurino internacional.
Presidentes antiimperialistas y alcaldes animalistas, todos mal asesorados en materia taurina pero enterados de la carencia de figuras nacionales y del saqueo anual de las figuras extranjeras, optaron por la fácil salida prohibicionista, en vez de vigilar y estimular una fiesta de toros propia que aprovechara el potencial taurino de sus países como posibilidad de expresión identitaria y competitividad equitativa.
Un cachondeo entonces la Corrida de las Seis Naciones
, número 24 de 34, de la desalmada Feria de San Isidro 2018, subtitulada por el productor
como El mundial del toreo
. Toros de El Pilar para el francés Juan Bautista, el colombiano Luis Bolívar, el español Juan del Álamo, el peruano Joaquín Galdós, el mexicano Luis David Adame y el venezolano Jesús Enrique Colombo. Ocho nacionalidades diferentes pues el toreo es universal, bla, bla, bla.