Lorenzo Córdova, presidente consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), dijo ayer que las autoridades electorales enfrentan el mismo problema que el gremio de la demoscopia, pues ha robustecido sus procedimientos, pero sigue enfrentando cuestionamientos, como si el conjunto de herramientas que han modelado la democracia, se hubiera paralizado en la década de los años 90 del siglo pasado.

Al inaugurar el foro El papel de las encuestadoras en el proceso electoral, estimó que esto ocurre en buena medida por el déficit de cultura cívica y de comprensión de los fenómenos políticos que se padecen en el país y en el mundo.

Nadie puede negar que los procedimientos y herramientas normativas son mucho más sólidas que hace 20 años, subrayó al poner como ejemplo de ello, que el padrón electoral vigente es uno de los más confiables en el mundo y en la historia nacional; la credencial para votar cumple con estándares de calidad a escala mundial, se usa tinta indeleble y hay mecanismos de seguridad en las boletas, entre otros elementos.

En el auditorio del INE, Córdova se quejó de que todas estas características del sistema electoral son reconocidas a escala internacional, menos en México. De hecho, puntualizó que en el exterior el país es un referente y también lo es para los competidores cuando no están en campaña.

Pero cuando sí lo están, otros principios y premisas prevalecen. Durante el periodo electoral todo es cuestionable y todo cabe en un costal. Sin embargo, hoy vivimos un sistema mucho más robusto desde el punto de vista técnico y cualitativo, insistió Córdova.

Desde el 8 de septiembre pasado hasta ayer, el órgano electoral ha detectado 321 encuestas originales, de las cuales 256 se refieren a la elección presidencial.

Marcelo Ortega, presidente del Colegio de Especialistas en Demoscopia y Encuestas, resaltó a su vez que ninguna elección se gana o se pierde a base de encuestazos y ningún sondeo es un certificado de mayoría o un acta de defunción.

Roy Campos, de Consulta Mitofsky, expuso que las encuestas sirven para todo menos para pronosticar, es decir, se pueden utilizar para diseñar una estrategia. Dichos instrumentos, agregó, terminan influyendo en el ánimo de la campaña y ésta repercute en el voto.

A su vez, Ulises Beltrán, de la empresa BGC, aseguró que los sondeos no tienen un efecto borrego, es decir, que la gente cambie su voto de acuerdo con las cifras de tales ejercicios. Argumentó que ello es así porque sólo 25 por ciento de las personas cree en las encuestas.