Jueves 24 de mayo de 2018, p. 25
Miami
El ex espía cubano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Luis Posada Carriles, acusado de organizar una serie de ataques con bombas a hoteles de La Habana en 1997 y de derribar un avión cubano de pasajeros, falleció en la impunidad este miércoles en Florida, dijo su abogado. Tenía 90 años.
Posada, diagnosticado con cáncer de garganta hace unos cinco años, murió en el sur de la Florida, dijo Arturo Hernández, abogado del anticastrista.
En 2015 tuvo un accidente automovilístico que le causó varias fracturas. Desde hacía tiempo vivía en un hogar de cuidados especiales para veteranos de guerra ancianos en el condado Broward, al norte de Miami.
En 2011, un jurado federal de El Paso, Texas, absolvió a Posada de acusaciones que incluían haberle mentido a las autoridades estadunidenses sobre su papel en los ataques de La Habana para obtener su asilo político.
Formó parte de un grupo de exiliados cubanos entrenados por la CIA a comienzos de la década de 1960 en el fallido intento de derrocar al incipiente gobierno comunista de Fidel Castro. Posada nunca renunció a la violencia como método para generar un cambio en la isla.
Para Peter Kornbluh, jefe del proyecto Cuba del Archivo Independiente de Seguridad Nacional que durante años trató de obtener documentos confidenciales relacionados con Posada, la CIA creó y desató un Frankenstein
.
El portal oficialista cubano Cubadebate lo describió como un terrorista
cuyas víctimas incluyeron a pasajeros inocentes de un avión que explotó tras despegar de Barbados en 1976. Dijo que murió sin haber pagado por este crimen ni por los otros tantos actos terroristas que figuran en su historial criminal
.
Posada siempre negó toda participación en el ataque al avión que mató a 73 personas, el más mortífero hasta la explosión en un vuelo de Pan Am sobre Lockerbie, Escocia, en 1988.
Posada se entrenó para la invasión de Bahía de los Cochinos de 1961 pero no participó. Entonces forjó una amistad de por vida con el influyente anticastrista Jorge Mas Canosa y juntos se graduaron de la escuela de entrenamiento de oficiales del ejército en Fort Benning, Georgia.
Posada dijo en varias ocasiones que Mas Canosa le dio ayuda económica.
Posada dirigía su propia firma de seguridad en Venezuela cuando lo acusaron de coordinar la colocación de la bomba en el avión de que explotó sobre el Caribe en 1976. Lo arrestaron cuando dos empleados de su firma confesaron haber colocado el explosivo.
Posada, que tenía fuertes lazos con el por entonces gobierno venezolano, fue absuelto por un tribunal militar. Escapó de la prisión vestido de cura mientras esperaba un segundo juicio en una corte civil.
Pudo llegar a El Salvador, donde ayudó al gobierno de Ronald Reagan y al coronel Oliver North a abastecer a los rebeldes de la contra nicaragüense contra el gobierno sandinista.
Se trasladó luego a Guatemala, donde en 1990 sobrevivió a un atentado. En 2004 fue condenado en Panamá en relación con un atentado fallido contra Castro, pero la presidenta Mireya Moscoso lo indultó por pedido de varios legisladores cubano-estadunidenses de Florida.
Reapareció en Miami en 2005 y fue arrestado bajo la presión internacional para que el gobierno de George W. Bush le aplicara los mismos criterios que a otros presuntos terroristas.
Estados Unidos se negó a entregarlo a Venezuela o Cuba. Tampoco lo juzgó por terrorismo sino solo por violación de las leyes de inmigración.