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Ron Howard estrena la cinta en Cannes

Dirigir Han Solo... fue un poco como hacer el documental de los Beatles
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 17 de mayo de 2018, p. 7

El Halcón Milenario aterrizó en la Croisette, las tropas del Imperio invaden el Grand Teatro Lumiére de Cannes, y sobre las escalinatas de la alfombra roja desfilaron los personajes de la saga más famosa del cine, mientras resonaba el inconfundible tema de John Williams.

Han Solo: una historia de Star Wars tuvo su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Cannes. Fuera de competencia, el encuentro ha hecho así una gran concesión al cine de Hollywood con cuatro proyecciones, casi en simultáneo.

Ron Howard (dos premios Óscar por Una mente maravillosa) garantiza la calidad de la última costilla de Star Wars. Se retrocede en el tiempo para conocer al joven mercenario Han Solo (Alden Ehrenreich).

Desde los primeros días del festival se veía un enorme Chewbecca en el cuartel general de Disney, en el Hotel Carlton.

El décimo título de la saga creada por George Lucas, segundo spin-off luego de Rogue One, y en espera del siguiente, dedicado al joven Obi-Wan Kenobi, Han Solo: una historia de Star Wars aborda el encuentro del out-of-law galáctico con aquel que en la saga se ha convertido en su inseparable compañero, Chewbecca, una amistad que, como solemos ver en el cine, nace después de una buena golpiza. El filme revela detalles de un pasado que el público habrá intuido: cómo el huérfano Han adquiere el apellido Solo, cómo se vuelve ladrón y, sobre todo, cómo logra convertirse en el comandante del Halcón Milenario.

Para asegurar la calidad estilística de la saga, el filme se vale de la colaboración de artistas y técnicos que han visto crecer Star Wars en 40 años de historia.

Recordemos que la elaboración de esta entrega se ha visto empañada por polémicas desde su arranque, principalmente con el cambio de dirección, que contaba con Phil Lord y Christopher Miller, despedidos del proyecto a sólo tres semanas de acabar la filmación, por divergencias creativas (se comenta que ambos dejaban demasiado espacio a la improvisación de los actores, lo que alejaba el resultado del guion original de Lawrence Kasdan y su hijo Jonathan).

Como es obvio, Disney prefirió poner su bólido en manos de un piloto seguro. Así, con Ron Howard (gran amigo de Lucas) al mando, los grandes estudios lograron un resultado eficaz, entretenido, pero nada arriesgado, ni memorable.

El nivel de expectativa es desproporcionado en comparación a lo que he hecho, aseguró el sábado el director de 64 años, (The Grinch y El código Da Vinci).

Fue un poco como el documental de los Beatles que hice, agregó, refiriéndose a The Beatles: Eight Days a Week (2016).

(Con información de Afp)