Sociedad y Justicia
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Esas labores equivalen a $4.6 billones: estudio de la ONU

Persiste inequidad con hombres en el trabajo doméstico no remunerado
 
Periódico La Jornada
Domingo 13 de mayo de 2018, p. 29

Para el año 2037, la proporción de personas de 60 años o mayores será igual a la de jóvenes menores de 25 años en el continente, es decir 20 por ciento. Por lo tanto, los países de América Latina experimentarán un aumento en la exigencia de cuidados de largo plazo por el incremento en la tasa de inactividad al ser personas mayores, indica el estudio El trabajo de cuidados: una cuestión de derechos humanos y políticas públicas, de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.

Luiza Carvalho, directora regional, y Verde D’Aquino, consultora y coordinadora de la oficina regional, detallan en el texto que diversos países, entre ellos México, ya trabajan para estimar el valor económico de las labores domésticas y de cuidados no remunerados.

México y su Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) están a la vanguardia en la realización de trabajo innovador y pionero en este campo. Según esa dependencia. en 2016 el valor económico de dichas labores en el país superó los 4.6 billones de pesos, lo que equivale a 23.2 por ciento del producto interno bruto; de este valor, 75.4 fue generado por las mujeres, quienes dedicaron al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado 2 mil 27 millones de horas a la semana.

El análisis plantea el crecimiento en la incorporación de las mujeres al mercado laboral, pero indica que no existe la misma tendencia en la participación de los hombres en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Mientras la tasa mundial de participación de las mujeres en la fuerza laboral bajó de 52.4 a 49.6 por ciento, entre 1995 y 2016, en América Latina aumentó de 44.5 a 56. Sin embargo, ese incremento no se reflejó en un crecimiento equivalente en la participación de los hombres en el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.

Lo anterior tiene como origen las limitaciones vinculadas con desigualdades arraigadas históricamente, normas y prácticas sociales discriminatorias y prejuicios de género. Por esto, las mujeres continúan soportando una carga laboral desproporcionada y subsidian la economía del mercado por medio del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, dedicando más del triple de tiempo que los hombres a estas labores.

Carvalho y D’Aquino indican que este patrón de distribución desigual del trabajo no remunerado entre mujeres y hombres limita las oportunidades de educación, empleo y participación política de ellas, así como su tiempo libre, y representa un obstáculo para su empoderamiento económico y el disfrute efectivo de sus derechos en igualdad de condiciones que los hombres. Además, ese modelo perpetúa y refuerza una socialización diferente de niñas y niños, lo que a su vez contribuye a consolidar patrones de división sexual del trabajo desde una edad muy temprana.

Entre las labores generales están preparar y servir alimentos para la familia, limpiar la casa, lavar y planchar la ropa, hacer compras para la comida o la limpieza, atender a personas sanas hasta de 14 años, a adultos mayores, a personas enfermas y a discapacitados.

La encuesta intercensal 2015 proporciona datos sobre esas actividades y muestran la diferencia entre mujeres y hombres; precisa que la participación en los cuidados directos es mucho menor, es decir, se dedica más tiempo a preparar y servir alimentos, limpiar la casa, ropa y hacer compras para el hogar. Quienes más horas dedican a estas labores son mujeres de 25 a 44 años.