a capital alemana se caracteriza por un activismo político y cultural sin comparación en el país europeo. Berlín no deja de manifestarse de diferentes formas en solidaridad con los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos en septiembre de 2014 pertenecientes a la escuela normal rural Raúl Isidro Burgos, ante un caso que ha conmocionado al mundo y continúa generando manifestaciones de indignación y exigencia de justicia.

En Berlín existe incluso un grupo que ha tomado por nombre Colectivo43berlin, que, incansable, se da a la tarea de recordarle al mundo que las demandas de justicia continúan. En palabras de sus integrantes: Ayotzinapa aguanta, Berlín se levanta.

Con carteles en gran formato, que miden 91 por 140 centímetros, con los rostros impresos de cada uno de los estudiantes, realizaron –transcurridos 43 meses de la desaparición de los alumnos– una figura humana, para después uno a uno instalarlos en un muro.

Proyectó también La lucha sigue, el caso Ayotzinapa, documental del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) de México, con ayuda de los familiares de los estudiantes.

La labor de este colectivo, al que se unen otras organizaciones y mexicanos residentes en Berlín, es admirable por la estructura que impera en el país en cuanto a los cánones del orden.

En Alemania existe un organismo oficial que vigila que las reglas se respeten y se cumplan, el Ordnungsamt.

Resulta en muchas ocasiones de gran complejidad obtener los permisos para realizar manifestaciones, condicionados por el número de participantes, uso de instrumentos que provoquen ruido como altavoces, si se realiza en un espacio con vecinos que puedan quejarse y una extensa lista de regulaciones.

Alia Lira Hartmann, corresponsal