Julia Tuñón revisa la historia de ese sector
Jueves 10 de mayo de 2018, p. 5
La imagen de una cirquera, elegida por la historiadora Julia Tuñón, para ilustrar de manera metafórica a la mujer actual, la cual tiene que lidiar con trabajo fuera de la casa, sin descuidar las labores domésticas y hasta la coquetería, se suma a las diversas ilustraciones incluidas en el libro Mujeres: entre la imagen y la acción, en el que la investigadora emérita del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) revisa el devenir del sector femenino en la historia de México y la lucha social en favor de la equidad de género.
Una abundante investigación articula esa obra que también presenta pinturas, calendarios, códices, figurillas prehispánicas, ex votos, carteles de películas, anuncios, retratos y cartas relacionados con la forma en que las mujeres han sido vistas.
Las imágenes pertenecen a las colecciones del Sistema Nacional de Fototecas (INAH), la Hemeroteca Nacional de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Museo Franz Mayer, el Centro de Cultura Casa Lamm, el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada (Secretaría de Hacienda y Crédito Público), entre otras. Todas ellas seleccionadas por Tuñón para este trabajo.
El libro está dividido en dos apartados; en el primero analiza la concepción de lo femenino
, principalmente en los periodos prehispánico y virreinal. Revisa cómo se construyó la idea abstracta de la mujer, su capacidad reproductora, el control ejercido por el hombre y el ideal de matrimonio.
La segunda parte está dedicada a la percepción de la mujer durante el Porfiriato, la Revolución y la posrevolución, así como los movimientos feministas y la vida en el siglo XX.
Julia Tuñón, adscrita a la Dirección de Estudios Históricos, dijo que el libro se publicó hace casi tres años como parte de la Colección Historia Ilustrada de México, que coordina el historiador Enrique Florescano, y fue coeditado por Debate y el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Hacer historia para mí es sacar a las mujeres de la entelequia, de ese eterno, atemporal y ahistórico femenino, para que quede claro que las mujeres somos entes sociales que podemos hacer cosas buenas, malas o regulares, y que los roles que ejercemos no son naturales ni están dictados por Dios
, sostuvo.
Es fundamental, añadió, desarmar el discurso que impone a las mujeres un único papel asociado a la reproducción y el cuidado de los niños, y comprender que son sujetos sociales que participan de manera activa en la vida de México.
En la primera parte de la obra, presenta imágenes de figuras prehispánicas femeninas, que en su mayoría resaltan la sexualidad y enmarcan la coquetería; es notable el detalle en el peinado, pero igualmente destaca la escasa importancia atribuida a piernas o brazos en algunas. Lo relevante en cada representación es el vientre, el cual aparece de manera muy pronunciada en muchas de estas piezas.
También, explicó la historiadora, existen las figuras de mujeres que ya parieron, donde se observa la segunda faceta de la maternidad, ligada a la crianza y el cuidado maternal.
La Revolución propició un papel de la mujer más relevante
De los siglos XVI al XVIII, detalló Julia Tuñón, lo que más destaca es la vida de las monjas al tomar los hábitos, así como los retratos de señoras ricas. En muchas de esas obras casi siempre aparece el modelo ideal de matrimonio, compuesto por padre, madre e hijo.
La publicación profundiza en una pintura popular del siglo XIX, donde se aprecia el elemento étnico en la forma de vestirse: por un lado, se tiene a la mujer humilde con largas faldas y blusas de manta, y por otro, a la aristócrata, ataviada con vestido largo, pañuelo, abanico, cabello largo y recogido, y adornos de joyería.
Ejemplo de lo anterior es la imagen de la mujer que aparece en la portada del libro, obra del artista José María Estrada. Se trata de un óleo que refleja a una dama elegante de Guadalajara, perteneciente a la clase media-alta tapatía.
Tuñón comentó que ya entrada la Revolución, la mujer adquirió un papel más relevante en la sociedad mexicana y comenzó a ocupar cargos de soldadera o coronela.
Posteriormente, enmarcados en las diferentes luchas sociales del país, nacieron los primeros movimientos feministas que, como corriente política e ideológica, no buscaban cambiar los papeles sino que apelaba a que las funciones asignadas: esposa y madre, fueran dignificadas, socialmente reconocidas y que hubiera equidad entre el hombre y la mujer, apuntó.