Entre organizaciones relacionadas con el quehacer educativo –y con las que se dijo plenamente identificada– la esposa de Felipe Calderón Hinojosa, Margarita Zavala Gómez del Campo, la emprendió contra la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE): Todo profesor quiere hacer lo mejor por sus alumnos, les diría que hasta los manipulados por (Andrés Manuel) López Obrador, ¡pero sí quieren ser buenos maestros!

En un ambiente cómodo, en el que se dieron cita algunos directivos y la mayoría de empleados de grupos que se dedican a la evaluación de la política educativa del Estado, la candidata presidencial se explayó. Con expresiones coloquiales y dicción difícil de entender, se refirió a la evaluación magisterial.

No mintamos. Si hay evaluación en la ley, hagámosla sin pena. Es absurdo que un examen que además ya estaba (en la ley), ya se había hecho lo más difícil de repente se echaron para atrás en medio de lo que genera una expresión de debilidad de Estado (y) acaban haciéndola en un muestreo, que la verdad me parece absurdo. Tenemos que ver la evaluación, no como un instrumento de castigo, ni siquiera de premio. Es para la mejora educativa de todos.

Entre las contradicciones ponderó el papel de los maestros: todo el servicio de mejora técnica que se prometió en la reforma no se ha tenido. Los maestros no son la contraparte, los profesores son una parte fundamental del sistema educativo, así lo vio (José) Vasconcelos. Tenemos que acompañar a los docentes, dijo.

Margarita Zavala describió que la educación es un derecho natural, humano. Éste se anula cuando hay diferencias en nuestro país, son síntoma y reflejo y consecuencia de la desigualdad.