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Antes de comenzar, esta edición del festival ha estado sumida en la controversia. Primero fue la decisión de no programar películas a ser difundidas por Netflix, misma que eliminó títulos promisorios de la selección. Segundo, la decisión de alterar el esquema de programación de las funciones de prensa –que se había mantenido por décadas–, con el fin de que los periodistas especializados no vieran las películas antes que el público y lo predispusiera con la crítica. (Como si nuestra opinión importara tanto, la verdad.) Eso sumado a la prohibición de tomarse selfies en la alfombra roja (alguien se puso autocrático). Tercero, la demanda interpuesta por el productor portugués Paulo Branco para impedir la exhibición, en función de clausura, de la malhadada película The Man Who Killed Don Quixote, de Terry Gilliam. (A estas alturas ya se sabrá cuál fue la decisión de un juez francés al respecto.)
El delegado general Thierry Frémaux ha tenido las manos llenas lidiando con esos temas y tratando de asegurar a la opinión pública que todo está bajo control, incluso el inusitado perdón al realizador danés Lars Von Trier, declarado persona non grata del festival hace siete años por haber pronunciado irresponsables comentarios sobre los nazis. Por lo pronto, el CEO de Netflix, Reed Hastings, admitió el jueves pasado que la bronca con Cannes se le salió de las manos y confió en que volverían al festival con el tiempo. Mientras tanto, la que vio frustrada la posibilidad de competir en Cannes fue Roma, la película más reciente de Alfonso Cuarón, pues fue adquirida por dicha compañía. (Otro cineasta mexicano, Carlos Reygadas, que se pensaba competiría este año con Donde nace la vida, no alcanzó a completarla a tiempo.)
Así las cosas, los largometrajes mexicanos que sí se proyectarán en la Croisette son pocos: la coproducción franco-mexicana Un couteau dans le coeur (Un cuchillo en el corazón), de Yann González, único título medio nacional en la sección oficial y en el que figura el ubicuo actor Noé Hernández. La coproducción méxico-colombiana Cómprame un revólver, del guatemalteco Julio Hernández Cordón (egresado del CCC), que participa en la Quincena de Realizadores. Y Enamorada (1946), de Emilio Fernández, en la sección Cannes Classics, donde será presentada por Martin Scorsese, nada menos.
Además, el cortometraje Los tiempos de Héctor, de Ariel Gutiérrez, producción del CCC, concursará en Cinéfondation, la sección dedicada a las escuelas de cine. Y se exhibirán, como de costumbre, los cortos ganadores del pasado festival de Morelia dentro de la Semana de la Crítica.
Por su parte, la competencia oficial ha evitado la queja de siempre de que sólo se invita a los cineastas habituales, con una selección inusual en la cual sólo se podría considerar al veterano Jean-Luc Godard, al italiano Mateo Garrone, al iraní Asghar Farhadi, al japonés Hirokazu Kore-eda, al coreano Lee Chang-Dong, al turco Nuri Bilge Ceylan y al chino Jia Zhang-Ke como habituales. Todos los demás participan por primera o segunda vez. Un total de 21 títulos competirán por la Palma de Oro este año, y se agradece por lo menos la voluntad de riesgo de la comitiva al no apostar por puro nombre prestigioso (que, según se demostró el año pasado, no se traduce necesariamente en buena calidad). Ya comprobaremos los próximos días si le salen bien las cosas a Frémaux y compañía.
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