De frágil figura, manos que acompañan sus palabras, siempre medidas, Jerónimo Sada suena soñador, quizás un poco naif, pero sostiene con tanta firmeza sus dichos que no hay más que escucharlo hasta el final. Soy médico de profesión, pero me volví compositor, porque componer era mi terapia.

El amor lo marca, igual que su forma de escribir, pues fue por buscar los favores de una chica que sintió el impulso de aprender a juntar palabras, buscarles rimas, métrica, sílabas, tiempos, hilar lírica. Verbo y notas en pos de una conquista, que lo perdería en la música.

Primero escribí para enamorarla, luego para olvidarla. Una forma de encontrar mis respuestas, apunta vestido de negro, relajado en un sillón.

Para él, componer es un oficio que le permite expresar eso que tiene que decir; mostrarlo y crear coincidencias y compartir las respuestas que halla en su interior para que otros, igual que él, se enamoren, se diviertan, olviden.

En época de crisis social, Jerónimo Sada pretende con su trabajo hacer no sólo de México, sino del mundo, un lugar mejor. Señala que en el país hay un movimiento de mucho amor, que se revela gracias al movimiento de odio, que se promueve. No podemos dejar que eso nos arrastre. Por eso, para mí es una oportunidad para que todos los artistas puedan mostrar el amor y lo bonito de esta nación.

En toda su trayectoria ha apostado, afirma, no sólo al romance, sino a construir un mejor México. Trato de pensar en el mundo, no sólo en este territorio. Nuestra patria es el mundo.

El cantautor de origen regio, nacido en 1979, comparte un concepto vital para explicar su proyecto: El objetivo de mi vida es ser útil. Entonces todo lo que hago debe ser útil. Mis canciones tienen un fin: llevarte a tu interior para encontrarte contigo. Que cada canción provoque. No hay canción mala si es útil.

A lo largo de siete álbumes, en los que ha escrito temas como Si me miras así, Si te llamé o Se renta y Lo que nunca te dije, ha aprendido que en la variedad de estilos está la riqueza. Ejemplo de ello es que lo mismo ha incursionado en ritmos como el pop, rock, y en su álbum más reciente, mariachi de autor.

Sobre este último señala que es su aportación a la vastedad sonora de nuestro país. Grano a grano se llena la playa musical nacional. Critica que en años recientes no haya habido evolución en la música de mariachi. “Es patrimonio inmaterial de la humanidad, y es mexicano. Hay que ser útil como artista mexicano. Creemos que lo tradicional no debe cambiar, evolucionar. Pero lo que no cambia muere.

No veo a las generaciones nuevas escuchando mariachi. ¿Por dónde empezar?, mirar y amar las tradiciones, apunta.

Jerónimo Sada se presenta mañana en el foro Viena, en Coyoacán, Ciudad de México, a las 21:30 horas.

Allí, adelanta, “habrá una montaña rusa de emociones y ritmos, que para mí se traduce en un show que transcurre rápido”.

Comparte una analogía entre su dicotomía, el médico y el cantautor: Tú puedes darle a una persona el tratamiento correcto, pero si no tratas su espíritu, su ánimo, no se va a curar. Puedes hacer la melodía correcta, puedes hacer las rimas adecuadas, pero si no tiene alma, no va a pasar nada con esa canción.

Afable, sonriente, el joven norteño Jerónimo Sada indica, antes de terminar la entrevista, que a toda acción corresponde una reacción, y más: Para mí la poesía sin intensidad, sin cachondería, no tiene sentido.