Opinión
Ver día anteriorMartes 17 de abril de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Inseguridad pública en la ciudad

Estrategias fracasadas

Preocupación de candidatos

Q

uienes compiten por la jefatura de Gobierno de la ciudad capital tienen en la agenda de preocupación, en un primerísimo lugar, el tema de la seguridad, y parece que es ahí donde caben las mayores diferencias, donde las propuestas deberían ganar terreno y señalar la ciudad que se pretende para el futuro inmediato.

El aumento de la criminalidad resulta obvio, pero se requieren nuevas y más efectivas formas de combatirla porque el resultado de las que hasta ahora se han usado sólo han sumado más odio, más violencia, más muertes; experiencia tan innegable como el crecimiento de la inseguridad en las calles de la ciudad.

Si se afirma que el año pasado los índices de criminalidad aumentaron en la CDMX, tendríamos que añadir a la explicación que 2017 fue el año más violento en el país. Las muertes, entonces, no pararon; la inseguridad se incrementó y la ofensiva armada por parte de las dependencias encargadas de la seguridad en México fue un fracaso.

Tampoco fueron los programas sociales los que frenaron el accionar belicoso, aunque las cifras lo dicen, sí es posible contener, un tanto, el aumento de los hechos violentos. Entonces, tampoco se ha logrado tener una solución, está visto. Por eso tal vez sea necesario revisar la eficacia de estos programas en el diario quehacer de la gente para medir su viabilidad, y su existencia.

O tal vez sea sólo un problema de volver a otorgar a la población aquellos famosos mínimos de bienestar que si bien no se cumplieron cabalmente a finales de los setenta y principios de los ochenta, hoy podrían ser la parte complementaria de un gobierno que antes que generar violencia y muerte busque soluciones que permitan el desarrollo de la urbe.

Las autoridades de la Ciudad de México han ideado formas de gobierno que después han sido calcadas, o imitadas, como se quiera, por una buena parte de las administraciones de los estados de República. Pensiones para adultos mayores, segundos pisos, Metrobús, medidas que han servido para hacer más fácil la vida en los lugares donde se han repetido.

Todos esos trazos de gobierno primero fueron un éxito en la ciudad, y sería terrible pensar que ahora el fracaso, contado en vidas, que se ha probado en otras entidades se piense trasladar a la capital del país.

Y aunque para luchar en favor de la paz sean válidas casi todas la formas, y las ideas, sería interesante que ahora las candidatas y el aspirante a la jefatura de Gobierno generaran algo diferente asociado, por ejemplo, con el concurso de la iniciativa privada para crear más empleos estables, fuera de la calle y con seguridad social asegurada, aunque no fueran los grandes negocios para los inversionistas. ¿Será tan difícil?

De pasadita

Una cosa hay que dar por segura en toda esta temporada electoral, donde casi se vale de todo y todos se valen del casi: la máxima autoridad electoral actual no debe ser la que juzgue las próximas elecciones; y no, no se trata de El Bronco, se trata del juicio de los juzgadores que, hoy por hoy, no es confiable.

Los cuatro jueces que validaron la participación de El Bronco han puesto en entredicho la legalidad, porque si bien no se dio derecho de audiencia –eso dice él– al candidato, las pruebas irrefutables de su participación fraudulenta en la recolección de votos fue primero, y eso violenta la ley, antes que respetarla, y por tanto ninguno de sus juicios podrá ser confiable para el electorado, es decir, ya no le sirven a los comicios. ¡Que se vayan!