Sacho, Homero y Lola fueron las mascotas de Sergio Pitol
Viernes 13 de abril de 2018, p. 7
Xalapa, Ver.
El escritor Sergio Pitol Demene-ghi también fue apreciado por su sensibilidad en la defensa de los derechos de los animales. Siempre estuvo pendiente de que los perros bajo su custodia vivieran bien, y de que aquellos sin casa pudieran encontrar un hogar donde fueran asistidos.
Los integrantes de la asociación Amigos de los Animales de Xalapa recuerda que el autor solía llevar a sus amigos intelectuales hasta el albergue y los comprometía a adoptar y cuidar una mascota.
Del álbum fotográfico de Sergio Pitol destaca una imagen en la que se le observa sentado en un sillón, con la pierna cruzada, en su regazo sostiene un libro que mantiene abierto con la mano izquierda, mientras con la mano derecha acaricia el lomo del ya emblemático Sacho, perro pastor inglés que lo acompañó por varios años. De fondo, una parte de su biblioteca con varios títulos.
En otra fotografía se le ve sentado en el estudio de su casa, desenfadado, tiene un pie apoyado en el piso y el otro sobre una mesa de centro. En medio de sus piernas, Homero, cruza de labrador, y a un lado, su otra perra: Lola. Pitol sonríe maliciosamente.
Un día, Amigos de los Animales de Xalapa dio en adopción a un pequeño labrador rescatado de la calle a una amistad del escritor Sergio Pitol. Pero unos meses después, éste llegó a la casa de aquella amistad y no quedó conforme con la forma en que cuidaba del pequeño animal. Así que Pitol recogió el animalito y se lo llevó a vivir con él.
Las autoridades del albergue se enteraron de aquel incidente porque el escritor llevó al pequeño perro para que le hicieran un diagnóstico.
–Traigo a Homero porque lo voy a adoptar; mi amiga no supo cuidarlo. Me siento responsable de él, porque yo la recomendé. Así que he rescatado a Homero y ahora va a vivir conmigo –explicó el escritor.
Cuando Homero llegó a la casa ubicada en el centro de Xalapa, todavía vivía Sacho, su compañía por varios años, hasta que murió en 2000.
Tras la muerte de Sacho, Sergio Pitol regresó al albergue Amigos de los Animales, y adoptó a Lola, cruza de labrador, que había llegado al albergue como la mayoría de los perros que viven en las calles: atropellada.
Aquella cachorra tenía una herida en la pata, que sólo fue posible curar después de varios meses de tratamiento. Pitol se la llevó consigo.
Solidario y generoso
Marta Alarcón, administradora del albergue, recuerda cómo en 1999 se cercaron al escritor para pedirle que se solidarizara con la causa animalista. Sin reticencias, encontraron en Pitol a un gran aliado.
Cuando le dieron el premio Juan Rulfo en 1999, Pitol fue hasta el albergue de los animales, y donó su galardón para que se hicieran mejoras al improvisado consultorio veterinario, en ese entonces, en obra negra y techo de lámina.
En 2005, después de ganar el Premio Cervantes, intervino ante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán, para que éste apoyara el proyecto de construcción para animales de un albergue en la localidad de Palo Gacho.
El gobierno del estado accedió a los planteamientos de los animalistas, que tenían el respaldo de Sergio Pitol, y tiempo después se inauguró el albergue de animales que lleva el nombre de Sergio Pitol.
Además, de esos dos momentos decisivos en la defensa de los animales sin vivienda, Pitol mantuvo visitas regulares al albergue, hasta que el deterioro de su salud le impidió regresar. Solía recorrer el inmueble, observar el estado que guardaban los animales, y antes de retirarse, hacía un generoso donativo.
Lourdes Jiménez, promotora de los derechos de los animales, relata que a Pitol no le gustaba participar en actos públicos que no tuvieran que ver con el mundo de las letras. Pero cuando se organizaba alguna actividad a favor de los animales, era de los primero en llegar y hacer alguna aportación.