La revolución del transporte
a industria del transporte vive una verdadera revolución en el mundo, tanto en su producción como en la forma en que se usan los automóviles.
La aplicación de nuevas tecnologías ligadas a Internet permite pensar que en pocos años los traslados por tierra se llevarán a cabo sin choferes y la inteligencia artificial decidirá por dónde deberá avanzar cada vehículo para llegar a su destino.
En cuanto a materiales, el acero y los componentes tradicionales ya pasaron a segundo plano en relación con los polímeros. Por su parte, los hidrocarburos serán desplazados por energías alternas, como electricidad, viento y sol. Incluso, algunos futuristas piensan que la separación del hidrógeno y el oxígeno en condiciones controladas será suficiente para el desplazamiento de los automóviles.
En el caso de las marcas tradicionales de autos, como Ford, Chrysler, Nissan, Mercedes y Volkswagen, darán paso a otras nuevas, como Tesla, Waymo y Nvidia, y a gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent Holdings, dedicadas al negocio electrónico, que canalizan en China recursos multimillonarios al desarrollo de vehículos electrónicos, servicios de traslado compartidos y plataformas de software para la conducción autónoma.
La industria del transporte pasará de la venta de autos a la comercialización de espacios para trasladarse de un lugar a otro. Parte del uso de transporte será socializado bajo nuevas modalidades. El dueño del automóvil lo podrá poner a disposición de otros mediante plataformas como AIRBNV o Uber, con la seguridad de que el transporte se desplazará sin contratiempos y sin la manipulación de un ser humano. Otro esquema será el modelo de suscripción colectiva a un automóvil, como los condominios de tiempo compartido.
En esta revolución del transporte se presentarán fracasos; por ejemplo, Tesla, de Elon Musk, tiene graves problemas en la producción de su modelo tres y podría quebrar. Sin embargo, la infraestructura, los programas y el conocimiento que desarrollan futuristas como Musk serán las bases para nuevos proyectos de su tipo.
Lo anterior nos lleva a afirmar que en un máximo de 20 años el transporte por tierra en México y el mundo será radicalmente distinto al que conocemos, y empresas que todavía ni siquiera existen serán las que dominen este sector frente a las automotrices tradicionales.