Opinión
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Nosotros ya no somos los mismos

Candidaturas independientes, a imagen y semejanza de sus creadores

Incapaces de plantear una propuesta electoral atractiva

Solicitud de disculpa

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Lo que nadie pensó acerca de las candidaturas independientes es que resultaran calcas idénticas, reflejos, clones de sus partidos originarios. En la imagen, Margarita Zavala, aspirante independiente a la Presidencia de la República, se reunió ayer con habitantes del municipio mexiquense de EcatepecFoto Notimex
A

cabo de leer su correo y no podría hacer ninguna otra cosa antes de contestarle. Cuando escribí la palabra que con toda razón le pareció incorrecta, lo sentí al momento y, le juro, que estuve a punto de regresarme y corregirla. Soy muy escrupuloso en cuestiones como las que se refieren a enfermedades, limitaciones físicas (desde hace muchos años se me reconoce como el presidente de la Asociación Mexicana de Hipocondría), a la orientación sexual o a políticas con perspectivas de género.

He dejado de dar a conocer estupendos gracejos porque le tengo terror a enfrascarme en alguna discusión que, sin tener una razón de fondo o un animus fregativus real, lastime la piel suave (François Truffaut, 1964), de algunas militantes feministas, contra las que sería para mí, casi imposible, ni siquiera en defensa propia, lanzar severos mandobles.

Lamento infinitamente que mi expresión sobre la autocalificación de la arteriosclerosis, haya provocado un rasguño que no estaba en la intención. Sin reservas, presento mi solicitud de disculpa y sólo aclaro: se trataba de un harakiri y una salpicada a los contemporáneos que tenía enfrente y cuyos nombres, con evidente maldad, exhibo: Azcoitya, Yáñez, Rendón, Rábago, Molina y suficientes etcéteras. A ellos y a mí nos queda claro ya, que la arteriosclerosis, que a nosotros nos ronda, no tiene relación directa con los años de vida y que, quienes la enfrentan desde temprana edad, son merecedores de todo respeto, al enseñarnos una actitud ejemplar para superarla. Perdón. No quise contestar a usted privadamente, puesto que mi despropósito fue abierto.

No hay duda: la columneta propone pero el INE, los partidos, los candidatos y la sinrazón disponen. El tema de las candidaturas independientes a escala nacional se acabó. Falleció de muerte natural.

Estas extrañas criaturas que en un claro y declarado régimen de partidos pretendían, contra natura, arrebatar el poder a sus gónadas originales y originarias no podían, habiendo surgido de ellas, sino parecérseles aunque fuera un poquito. Lo que nadie pensó es que resultaran calcas idénticas, reflejos, clones: hechas a imagen y semejanza de sus creadores.

Ninguna de esas independencias fue capaz de lanzar una propuesta electoral atractiva, provocadora, mínimamente diferente a aquellas con las que, por tiempo inmemorial, sus antecesores habían llenado el espacio de la convocatoria política nacional. Todos se presentaron con la gran noticia: Surprise! ¡Aleluya! Nosotros, los de entonces, somos mejores que los de antes. Por ejemplo ya ninguno usa los calzoncillos arriba de los pantalones. Somos los Clark Kents modernos y neoliberales de ahora, no Supermanes del caduco nacionalismo revolucionario. ¿ Don Bronco, por ejemplo, dio alguna vez una explicación racional, objetiva de las razones por las que renunciaba al partido de toda su vida y al que debía la oportunidad de ocupar su primer puesto público? Por supuesto que no.

La candidatura de don Bronco es de lo más explicable: “ Oyes, Bronco, ¿no te jugarías la gubernatura?” –¿Y cómo por cuál partido, pa’ no perder, bato? –¡Pus por el nuestro, cuñado! –¡’Tas bueno tú con esas preguntas!

Jaime Heliodoro (para los griegos, regalo del sol, no sé si coincidan en Monterrey) se quitó con el revés de la manga un chorrito de Macallan (18 años, of course) y dijo: “Mira, cuñao, esa la tengo peladita y en la boca, pero no por nuestro partido. Después de Natividad González Parás y Medina, el PRI no la gana ni llevando de candidato al Niño Fidencio”. (Breviario: José Fidencio de Jesús Sintora Constantino, curandero de fama nacional, que ejercía su medicina, magia, milagrería en la hacienda de Espinazo, ubicada entre Nuevo León esquina con Coahuila, antes de su deceso, en 1938, provocó la sanación de una cantidad de pacientes mucho mayor a los de todos los hospitales Los Ángeles juntos desde que constituyeron el gran monopolio de la salud.)

En estos tiempos, a mí –agregó con bronca autosuficiencia don J. Heliodoro– el PRI no me da el gane. Yo se lo doy a él, pero… si nos ponemos de acuerdo, ganamos ambos. Pues que sí lo hicieron (a escondidillas) ¡Y que El Bronco le gana a doña Ivonne Álvarez, candidata oficial del PRI (conductora de la tv, local y mucho más conocida como tal, que como senadora), a quien ya en el acuerdo previo había sido nominada para perder.

La historia registra este acontecimiento como gran hito: el primer triunfo de los independientes sobre la partidocracia (XYZ, #¡ *&, Bhuuu, Ja jo ji, ja ja ja jo ji, ulero, ulero). Éstas y otras expresiones de carácter gestual, manual, para ser exactos, fueron la respuesta inmediata de la fracción más acelerada de la multitud, cuando conocieron esta expresión que ni siquiera es mía.

Dos años después de ese… iba a decir parto histórico de la democracia, pero reconsideré y lo dejo en aséptica cesárea, ya don Bronco consideraba que la ingeniosísima maniobra se podía repetir, pero ahora, a lo bestia. O séase, en la grande. Comenzó con los escarceos en el terreno local, luego algunas insinuaciones con la nomenklatura atlacomulquense y, finalmente, la consulta con el espejo de Blancanieves: ¿Dime, espejito, cuál es el independiente más bronco del reino? El espejito, que paladinamente con­fesaba era “ made in Vidriera de Mon­terrey” y que venía desde los tiempos del gobernador don Alfonso Martínez Domínguez, no se iba a arriesgar a ser estrellado por una respuesta sincera, pero que pareciera un retobo. Contestó con la respuesta que Don Bronco quería oír y que era la que todos sus subordinados le daban, sobre todo los que estaban en la línea de sucesión: la solución no son todos. La solución eres tú.

En la cúpula oyeron sus argumentos, encuestas, análisis (que por cierto incidían en el futuro de los propios escuchas) y decidieron: no le den mucha cuerda, pero que juegue, que juegue, para nuestro juego puede resultar útil. Infortunadamente no fue así: El Bronco, dicen los que saben, es clasificado como quarter horse o sea, competidor de un cuarto de milla. De gran velocidad en distancias cortas, es decir, los 402 metros. Dócil y muy versátil. El Bronco, en el kilómetro 403 había enseñado ya sus debilidades congénitas. Tarde descubrió: cantidad no mata autenticidad: sus firmas eran bastas, pero no vastas.

Este domingo, a media tarde, ignoro cómo vayan a resolverse los conflictos surgidos con las candidaturas independientes. Simplemente elaboro algunas hipótesis: el tribunal rechaza todos los recursos promovidos por don Bronco y éste queda fuera la jugada. Sin embargo, la elección nacional la gana don José Antonio Meade que, como reconocen propios y extraños (nunca he sabido qué quiere decir esta expresión), es un hombre de bien y hará gestiones para que don Bronco regrese, lo menos dañado posible a su gubernatura. Lo verá con buenos ojos en algunas licitaciones que se den en su estado o, dado a su preparación y experiencia, lo nombrará cónsul en alguna de las ciudades en las que se celebran los más importantes rodeos de Estados Unidos: Dakota del Sur, Wyoming o Texas.

Si gana don Ricardo todo dependerá del interés que muestren los barones neoleoneses por arropar a su audaz partner. (Sí es buen pelao, pero en la política muy atrabancado. Yo allí sí: ni a la esquina con él.)

Pero si, por una vez, los encuestadores, contra sus más íntimos deseos, pero, no enemigos de sus negocios, aciertan, y gana don Andrés Manuel, y sigue con su onda perdonadora (propia de esta semana que termina y que, por cierto, por más que Manzanero sostenga que hay semanas que tienen más de siete días, yo las conté y no encontré ninguna. Ni siquiera ésta, a la que hay a quien le da por llamar semana mayor), ya veremos a don Jaime en el comité negociador del TLCAN en el capítulo de los cárnicos, que tan importantes son para nosotros.

Última opción: alicaído regresa a Nuevo León y se topa con la incomprensión, la injusticia y, lo que técnicamente se puede describir como: lo siento, Jaimito, el que se fue a villa… Se refugia en García, su terruño, se convierte en el cronista del pueblo y escribe la historia: “ El Bronco al que se autodomesticó”.

El futuro del Jaguar es más previsible. La edad, los claustros académicos en los que compartió fraternidades, la intimidad que implica el estatus de roommates y, sin duda, la común residencia en el mundo de la inteligencia artificial, lo identifica con el sacro colegio cardenalicio del momento, por eso, si don José Antonio gana, Ríos Piter ya compró el boleto que le garantiza aunque sea un reintegro o una aproximación.

A la señora Sandra Gabriela Vega González

Twitter: @ortiztejeda