San Luis Potosí, SLP.

Un centenar de centroamericanos, que habitan en la Casa del Migrante de esta ciudad, marchó en el Viacrucis Migrante para exigir respeto a su libertad de desplazamiento y para no seguir siendo reprimidos en distintos puntos de la República Mexicana en su travesía para ingresar a Estados Unidos.

La mayoría procedentes de Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, enfatizaron que lejos de su tierra también viven un calvario, cuando padecen violaciones a sus derechos humanos, amenazas y extorsiones del crimen organizado, y cuando las mujeres son víctimas de trata de personas.

En su recorrido, los migrantes acusaron que las leyes mexicanas sólo favorecen a los poderosos, mientras ellos, como indocumentados, son condenados, como Jesús, a una vida violenta en desiertos y fronteras.

En la peregrinación, el seminarista Arnulfo Velázquez manifestó que migrantes día a día mueren en las fronteras, alcanzados por las balas de los guardianes del orden o fallecen ignorados en las cárceles y en las calles, sin trabajo, salud y derechos.

Marlon Paz, de 25 años, representó a Jesús en el Vía Crucis. Salió hace un año de Honduras y no ha podido cruzar a territorio estadunidense.

El director de la Casa del Migrante de San Luis Potosí, Rolando Maldonado Salas, informó que en meses recientes en esta capital se ha incrementado el flujo de centroamericanos, en su mayoría hondureños, guatemaltecos y salvadoreños. Han pasado de 450 indocumentados en enero y febrero, a unos 750 en marzo.

La violencia en Centroamérica ha crecido, lo que provoca que más personas salgan de sus países de origen, indicó.