El medallista centroamericano de maratón, Daniel Vargas, se ha cuidado de no caer en las tentaciones con carreras moleras que se realizan cada ocho días –como lo hacía en el pasado– para evitar cualquier lesión que le impida llegar a la meta el 3 de agosto al mil por ciento, en Barranquilla.

Vargas cuida con recelo la preparación que ha llevado a cabo sin que nada lo distraiga desde que se clasificó a la justa colombiana en diciembre pasa-do con 2:14:45 horas.

Cuando el corredor se desvía por carreras domingueras y descuidos, los entrenamientos quedan de lado. Uno debe cuidarse de lesiones, porque eso son los riesgos, admite Vargas tras superar adversidades que la mayoría de los fondistas del país afrontan por la falta de apoyos, por lo que se dedican a competir cada ocho días en carreras moleras para subsistir.

Todo quedó atrás y dio vuelta a la hoja desde los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. No abandonó y llegó en el lugar 54, casi acalambrado, un mal que lo aquejaba hace tiempo y superó al fortalecer sus piernas.

Vargas está con las ansias de competir y reserva los días como le ha sugerido su entrenador y los metodólogos de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), cuando le realizan los controles en León.

Daniel desea levantar el orgullo herido de hace cuatro años en Veracruz con la medalla de bronce que ganó al ser superado por los representantes de Cuba y Guatemala, oro y plata, respectivamente. Ahora en Barranquilla se prepara a conciencia para subir a lo más alto de podio.

El 15 de abril irá a la ciudad sede colombiana a correr el medio maratón. Vamos a peinar la zona y sacar provecho con esa carrera, promete.