El descontento y reclamo de millones de mujeres en el mundo, en las calles de ciudades y pueblos, también tendrán un impacto en el deporte, dice convencida Arely Ametralladora Muciño, desde hace un mes campeona del mundo por la OMB, cinturón que le faltaba para convertirse en la primera mexicana en conquistar títulos en la misma división de los cuatro principales organismos mundiales. Antes también tuvo los del CMB, AMB y la FIB.

Nuestro papel va cambiando en el deporte, considera Arely; desde las primeras peleadoras hasta nosotras, el boxeo tuvo cambios considerables, pero aún falta demasiado; hay que derribar muchos obstáculos, como sucede también en la sociedad, pero cada vez reclamamos con más firmeza nuestro lugar.

Arely recibió el 17 de marzo el cinturón que la coloca en una posición de privilegio en el deporte, al menos de manera simbólica, porque –sin asumir una postura de víctima– dice que no tiene mucho reconocimiento, y la brecha salarial en el boxeo respecto de los hombres es abismal.

Hace falta visibilizar los triunfos de las mujeres, afirma; yo no he tenido mucho reconocimiento tal vez porque no estoy en Ciudad de México, y también por el hecho de ser mujer, eso es indudable.

Su cuarto cinturón de campeona del mundo tienen un valor agregado, muy íntimo, pues le rcuerda que pasó un año inactiva por poca promoción de la empresa que manejaba su carrera. Un lapso terrible –recuerda– en el que se mantuvo activa e incluso incursionó en las artes marciales mixtas.

Lo quiero todavía más porque llegó en el momento justo, después de que se me habían cerrado todas las puertas, lamenta.

Arely no deja pasar que en la reciente terna para mejor boxeadora nacional en 2017 por la Comisión de Boxeo de Ciudad de México no aparece. Sospecha que su lejanía de la capital la ha marginado.

Sólo fui reconocida como debutante, después no he sido tomada en cuenta, ni ahora que soy la primera que conquistar los cuatro cintos de los principales organismos.