Washington.

La Casa Blanca anunció ayer que México y Canadá podrían quedar exentos de los nuevos aranceles al aluminio y el acero, planteados por el presidente Donald Trump, al argumentar motivos de seguridad nacional.

La portavoz presidencial, Sarah Huckabee Sanders, detalló que las excepciones se harán caso por caso y país por país. La víspera, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, se pronunció en el mismo sentido.

Por su parte, Trump se mostró decidido a autorizar altos aranceles a las importaciones de acero y aluminio. Algunos reportes sugirieron que podría firmar un decreto presidencial este fin de semana o incluso hoy.

The Washington Post, citando funcionarios estadunidenses, informó que México y Canadá estarían temporalmente exentos de los aranceles por un plazo de 30 días, que podría extenderse dependiendo de los avances logrados en la revisión del Tratato de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, afirmó en una entrevista con la cadena CNBC que su país no busca una guerra comercial y que la decisión de aplicar aranceles de importación al acero y el aluminio fue cuidadosamente analizada.

Trump está listo para autorizar fuertes aranceles a finales de la semana, advirtió la portavoz de la Casa Blanca, un día después de la renuncia del asesor económico Gary Cohn, quien se oponía a la medida.

Hay posibles exclusiones para México y Canadá por cuestiones de seguridad nacional, y posiblemente otros países también se tomen en cuenta por lo mismo, resaltó Sanders en conferencia de prensa.

Días decisivos

Un funcionario de la Casa Blanca señaló que el mandatario estadunidense espera promulgar los aranceles hoy por la tarde o el viernes con el fin de que los documentos superen procedimientos legales. Entrarían en vigor unas dos semanas después de que Trump los decrete, según un funcionario de alto rango de Washington.

Los aranceles serían de 25 por ciento para el acero y 10 por ciento para el aluminio, en busca de contrarrestar importaciones baratas, especialmente de China, lo que Trump ha señalado que perjudica al sector y los empleos en Estados Unidos.

La medida podría provocar represalias arancelarias contra exportaciones de Estados Unidos –no sólo de Canadá y Europa– y complicar más los esfuerzos para salvar el TLCAN con México y su vecino del norte.

La renuncia de Cohn, a quien se consideraba un bastión frente al nacionalismo económico de Trump, despeja la vía a una mayor influencia de funcionarios de línea más dura en temas comerciales, como el asesor Peter Navarro y el secretario de Comercio, Wilbur Ross.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, indicó que el presidente de Estados Unidos dejó en claro en una conversación telefónica que está enfocado en lograr avances en el TLCAN y que si logra un buen acuerdo no habrá necesidad de imponer aranceles al acero y al aluminio de Canadá.

Trudeau declinó decir si su gobierno tomará represalias contra Estados Unidos si le impone aranceles, pues dijo que esperará a conocer el anuncio oficial.

Sin embargo, medios canadienses divulgaron que productos como el vino de California y la miel de Vermont enfrentarían aranceles al entrar a Canadá si la administración de Trump decide incluir a este socio comercial en la imposición de aranceles al acero y el aluminio, inclu- so, Ottawa preveería recurrir a la Organización Mundial de Comercio.

Entre los productos estadunidenses que podrían ser gravados con impuestos de 25 por ciento se encuentran las motocicletas Harley Davison, los pantalones Levis y diversos productos agrícolas.