La marchista bajó su tiempo media hora, pero fue insuficiente
Martes 6 de marzo de 2018, p. a11
Dos minutos marginaron a la marchista Érika Morales de ir a la Copa del Mundo en Taicang, en la prueba de 50 kilómetros, de la que es pionera y poseedora del récord mexicano con 4:32.50 horas, que impuso al ganar el Challenge de Monterrey hace 10 días.
Fueron en vano los argumentos técnicos que presentó ante la Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo (FMAA) para ver si era reconsiderada en la selección que estará en mayo próximo en China, con Guadalupe González en los 20 kilómetros, así como los juveniles César Córdova y Alegna González en 10.
La plática que tuvo con el titular de la FMAA, Antonio Lozano, fue desalentador y le cayó como balde de agua fría, el pasado viernes. Me cerraron la oportunidad de ir; ahora tendré que buscar fogueo y prepararme para el siguiente año
, dijo la andarina, quien cuenta con el respaldo del Instituto del Deporte de Nuevo León, al que representa y le pagaría los gastos en caso de asistencia a la Copa del Mundo.
Todo un año esperó Érika y durante ese tiempo entrenó en la pista del Centro Nacional de Desarrollo Deportivo y Alto Rendimiento, en el desierto de los Leones y en el Centro Ceremonial Otomí, con la supervisión del ex medallista Pedro Aroche, quien fue especialista en la misma distancia.
Aun con la negativa de ir a la justa asiática, tiene la satisfacción de haber mejorado la marca que hizo en el Challenge de Monterrey 2017 –por más de media hora–, cuando debutó en la prueba, con 5:02.33.
No quiere hacerse ilusiones de si la llevan o no, pero enfatiza que el tiempo que tiene ahora, de 4:32.50, “me ubica en el tercer lugar del ranking mundial. Pensaba dar la marca de 4:30 que me pedían, hice una buena preparación, entrené tanto, estaba convencida de que la tendría, pero no se pudo”.
En una prueba en la que apenas se incursiona y es dominada por las europeas, la mexicana refiere que continuará entrenando. El chiste es seguir y me gustaría que se apoyara más a las mujeres. Ojalá que esto vaya creciendo. No me siento triste
, añade la fisioterapeuta deportiva de 31 años de edad.