Los dineros de la reconstrucción
El conflicto tiene nombre y apellido
Rectificaciones, renuncias e iniciativas
n el lío que se ha formado en torno a los dineros para la reconstrucción, y en el que han metido las manos los llamados tres marranitos
–no cochinitos, marranitos–, parece que Jorge Romero y Leonel Luna no se han dado cuenta de una cosa: el problema se llama Mauricio Toledo.
Nada que venga de ese personaje puede significar honestidad, y si bien es cierto que los otros dos marranitos también son cómplices, el asunto detona todas las investigaciones y las críticas en el momento en que suena el nombre de Toledo.
Era inadmisible que tres diputados locales que buscan otro cargo, ahora en diferente cámara, estuvieran encargados de los recursos que se prometieron para la reconstrucción después del sismo del 19 de septiembre. ¿De verdad habrá quien suponga que ninguno de estos tres personajes iba a hacer uso de esos recursos para comprar algunas –o muchas– voluntades en su favor el día de la elección?
Pero tuvo que venir el escándalo para que se rectificara el camino. Al descubierto quedaron las intenciones, ciertas o no, de esos tres marranitos, de hacerse de algunos recursos que les ayudaran en su trajines políticos, y desde luego de la muy mala medición política que hizo brincar las conciencias sociales.
Parece ser que los diputados se habían propuesto regalar en grandes cantidades pantalones deportivos a los adultos mayores, y también habría lentes para los niños con deficiencias visuales. No sólo eso, algunos otros artículos serían repartidos en zonas electorales difíciles.
Así que el escándalo fue tan duro que primero obligó a la renuncia del funcionario de más alto rango en lo que sería el sistema de reconstrucción, y luego vinieron otros que se miraban inútiles y vulnerables frente a las ambiciones de los diputados, que incólumes esperaban el reparto del botín.
Y tuvo que llegar el jefe de Gobierno a poner orden. Lanzó un decreto para modificar los artículos de la ley en que se basa, supuestamente, la distribución de los recursos, y pidió a los asambleístas sacar las manos del presupuesto para la reconstrucción, que entonces serían administrados por la Secretaría de Finanzas del gobierno central.
El asunto no para ahí. Si la hipótesis es cierta, ¿de dónde sacarán dinero los marranitos para sustentar el trabajo político que les corresponde? Como se ven las cosas, y si toda la fuerza que dice tener Mauricio Toledo se sustenta en la entrega de dádivas, el perredista fue sentenciado y será la población la que le ajuste cuentas en la elección.
De pasadita
No hay sorpresa, Cherto, aquel que quiso ser jefe de Gobierno, era el caballo de Troya de los azules. Por fin el ex secretario de Desarrollo Económico se puso la gorra azul y desde las filas panistas, a las que siempre perteneció, enderezará una serie de ataques hacia el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
Para este personaje, como para otros, Mancera ya no significa ningún acomodo político, y por tanto ya no tiene el lugar que hasta hace algunos meses le conferían propios y extraños.
Aunque esta situación no signifique mayor cosa para Miguel Ángel Mancera, el aún jefe de Gobierno deberá tener en cuenta todo lo que sucedió con sus allegados para empezar el necesario descarte de la agenda, donde es muy probable que al final queden algunas pocas personas con nombres que antes no se pronunciaban con fuerza y que ahora empiezan a tener significado en el mundo político de la Ciudad de México.