A 12 años de la explosión de la mina Pasta de Conchos, viudas, deudos y organizaciones que acompañan su lucha colocaron ayer un antimonumento a los 65 fallecidos, frente a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), donde cotiza la empresa Grupo México, a fin de dejar constancia de que este consorcio tiene ganancias millonarias a costa de la sangre de los trabajadores y como señal de que siguen reclamando justicia.

Los familiares de los mineros realizaron una marcha del Hemiciclo a Juárez a la BMV, donde los sacerdotes Raúl Vera y Miguel Concha celebraron una misa. En ese acto, el obispo Vera señaló que en México se sigue reproduciendo con impunidad el modelo de esclavitud de trabajadores. Añadió que el gobierno tiene mucho odio contra el pueblo y practica una política de muerte, no de defensa de la vida.

El prelado sostuvo que el país es un desastre y la táctica del gobierno es la violencia para aterrorizar y paralizar a los mexicanos. Los incontables muertos de aquí y allá son la estrategia de esta administración y de las pasadas para justificar la acción del Ejército y de las fuerzas armadas para imponer, por ejemplo, la Ley de Seguridad Interior.

Raúl Vera también llamó a los trabajadores y al pueblo a organizarse en colectivos y convertirse en sujetos sociales de quienes emane el verdadero poder político. Pidió a Dios que en este año de elecciones los mexicanos tengan la fortaleza de no apoyar a los políticos que están matando al país.

En forma simultánea a la misa, familiares de los mineros rompieron el piso de la banqueta frente a la BMV y abrieron un agujero para colocar una estructura metálica que sostiene el monumento +65 (el número de fallecidos en la explosión), que mide cerca de tres metros de altura. Se requirieron muchos brazos, picos, palas y cemento para completar la obra.

Acompañaron al colectivo Pasta de Conchos diversas organizaciones sociales, urbanas y no gubernamentales que coreaban insistentemente como consigna: A una voz, rescate ya, en referencia a que el 19 de febrero de hace 12 años se suspendieron las labores de salvamento tras sacar sólo dos cuerpos, dejando sepultados a 63 mineros. Ningún directivo de Grupo México, propietario de la mina, fue castigado penalmente por este homicidio industrial. El consorcio tampoco cumplió ningún ofrecimiento de apoyo a los deudos.

En tanto, el obispo indicó que este antimonumento pretende recordar que tenemos que luchar por el país, por la vida y por los derechos de los trabajadores, como los mineros, frente a gobernantes y servidores públicos que se creen Dios y dueños del país.

Luego de la instalación de la estructura tomó la palabra Cristina Auerbach, defensora de derechos humanos y abogada del colectivo Pasta de Conchos, quien dijo que la tragedia de esta mina no ha sido la única, pues antes de ésta fallecieron 3 mil trabajadores del carbón y luego murieron otros 130 mineros.

Indicó que este colectivo ha trabajado en los años recientes para disminuir en 97 por ciento las muertes en las minas de carbón, pues se han dedicado a denunciar minas clandestinas e ilegales y a sacar a la luz que los trabajadores padecen condiciones laborales deplorables.

Luego varias esposas, madres y familiares de los mineros dieron las gracias y aseguraron que su lucha no cesará y seguirá hasta el rescate de todos los mineros.

Por último, Rodrigo Olvera, defensor de derechos humanos, aseveró que la injusticia de Pasta de Conchos se reproduce en todo el país, en Ayotzinapa, Atenco y Ciudad Juárez, lo que hace necesario que la lucha continúe para acabar con la impunidad.