El género de la comedia y el matrimonio se presentan en La boda de Valentina, película dirigida por Marco Polo Constandse y protagonizada por Marimar Vega, Omar Chaparro y Ryan Carnes, que ayer se estrenó simultáneamente en México y Estados Unidos.

Valentina es encarnada por Marimar Vega –quien debutó en el teatro en 2000 con Don Juan Tenorio, al lado de su fallecido padre Gonzalo Vega–, personaje que representa a una mujer en un triángulo amoroso entre Jason Tate, heredero de un imperio industrial estadunidense, y Ángel, su ex novio mexicano, en el que ella deberá decidir a dónde pertenece y lo que realmente desea.

Valentina decidió radicar en Estados Unidos para alejarse de su familia, los Hidalgo, que lanzan como candidato a la alcaldía de Ciudad de México al padre Demetrio por un partido que proclama austeridad aunque viva en la opulencia.

La trama plantea la incertidumbre de residir cómodamente en una ciudad estadunidense sin sobresaltos, casi en silencio y sin contaminación, o continuar en México con conflictos de tráfico y el resto del catálogo nacional.

La familia Hidalgo la conforman, además, el esotérico hermanastro Bernardo, un júnior fresco; la manipuladora madrastra Oralia, la entrometida tía Evelia y el neurótico abuelo don Fidel.

Más que una reflexión sobre el matrimonio o una lágrima, despertará la gana de reír ante situaciones de humor involuntario.

No es una película de denuncia sobre la corrupción política, explicó Constandse, únicamente se recurre a ella para dar un referente al filme.

Me reí mucho cuando leí el guión, señaló el actor Omar Chaparro, quien durante la presentación de la cinta a los medios dijo estar satisfecho porque lo consideren actor para realizar personajes que lo desafíen, como el que desempeña en esta historia.

Para Marimar Vega, la labor estuvo en crear una Valentina empática con el público, construir una relación muy buena con dos hombres y una historia bien llevada.