Las medidas de bioseguridad sobre los organismos genéticamente modificados (OGM) han fallado en proteger la salud, el medio ambiente, la diversidad biológica y la sanidad animal, vegetal y acuícola, señala un reporte de Greenpeace que analiza el permiso de cultivo de soya transgénica de Monsanto.

La organización señaló que se encontró esa semilla transgénica en polígonos no autorizados al consorcio para el cultivo, entre ellos en el de Campeche; además de que se liberó el evento transgénico MON-89788-1, no solicitado por la empresa ni avalado por la autoridad.

Agregó que se constata la actitud permisiva de la autoridad agrícola en la comercialización del producto originado por la siembra ilegal de soya transgénica para consumo humano o uso industrial.

De esta manera, se convalidan actos de naturaleza ilícita cometidos por agricultores que sembraron el cultivo en referencia, prohibido por mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en una sentencia de noviembre de 2015; además de la ausencia de procedimientos de inspección y vigilancia e infracciones a las casas semilleras señaladas como las que vendieron los insumos de soya transgénica en la región, entre otras violaciones al marco de bioseguridad en México.

Señaló que se observa un escenario de ilegalidad muchas veces avalado, e incluso fomentado por las autoridades nacionales, que beneficia únicamente los intereses de las empresas agroindustriales, en este caso, los de Monsanto.