Violencia en Coyoacán
Se tiene a un culpable y no es Toledo
Constitución: nada qué celebrar
s muy posible que el ex subdirector de Brigadas y Emergencias de la delegación Coyoacán, Luis Escalona Truhán, perdón, Ruan, sí sea uno de los culpables de la agresión que sufrieron los asistentes al mitin de trabajo de Claudia Sheinbaum, en el que resultó herido el reportero de esta casa editorial Ángel Bolaños, pero lo que levanta todo tipo de comentarios es que las autoridades se nieguen a aceptar que el diputado Mauricio Toledo es uno de los responsables de esa misma agresión, aunque para todo mundo el perredista sea quien orquestó el ataque violento, a raíz del cual murió una mujer, la señora Martha Patricia Reyes.
Es muy importante saber que se inició la captura de los posibles culpables, si es que este es el inicio, porque lo que sería insoportable es que Escalona Ruan sólo fuera una especie de sacrificado, para que las condenas populares y mediáticas se calmen y la impunidad cubra a Toledo otra vez.
La maniobra podría entenderse, aunque no se justifique, si es que la idea pretende proteger a uno de los miembros de la Asamblea Legislativa que más saben sobre los manejos del organismo y dejarlo al descubierto podría significar que Toledo soltara la lengua y muchos diputados, e incluso gente del gobierno central, además, desde luego, de quienes han estado al frente de la delegación Coyoacán, resultaran involucrados en algún enjuague no muy legal.
Pero lo que hay que preguntarse es: ¿qué tan graves podrían ser los asuntos que conoce Toledo como para que los organismos de poder se conviertan en su tapadera? Las autoridades judiciales tienen en su poder cuando menos una decena de denuncias en contra del sujeto y, al parecer, ninguna ha prosperado, por lo que pensar que ahora sí van en serio en su contra sería un alivio.
No obstante, parece que Toledo es miembro de un grupo mafioso, cuando menos en sus formas. Sus miembros se saludan con los besos de la costumbre italiana, según cuentan quienes los han visto, pero se niegan a dar los nombres de los otros miembros del grupo.
De cualquier forma, quien tendrá que cargar con el peso de los resultados de esa impunidad será el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, quien será perseguido por las acciones del diputado –aunque en las próximas semanas anuncie su salida del gobierno–, y además supondrá una carga excesiva para José Ramón Amieva, que quién sabe si esté listo para enfrentar un reto de ese tamaño.
Total, la esperanza es que la increíble presentación del inculpado ante las autoridades –él se entregó– sirva para ahondar en las investigaciones, a menos, desde luego, que como ya se ha visto, el procurador, Edmundo Garrido, se haga de la vista gorda y ponga su propia puntada en el manto de impunidad para Toledo.
De pasadita
Dentro de unos días se cumplirá un año de la proclamación de la Constitución Política de la Ciudad de México, y más que celebrar los constituyentes tendrán que preguntarse si no será necesario un acto de desagravio para dejar en claro que no son parte de la traición que en la Asamblea Legislativa se ha hecho en contra del texto original, aprobado por una centena de diputados que recogieron las inquietudes de muchos ciudadanos.
Quizá lo que tendría que hacerse es una protesta de la ciudadanía y sus diputados constituyentes frente a una Asamblea Legislativa que los ha traicionado. Por tanto, nada qué celebrar; es tiempo de luto, nada más.