Saltillo, Coah.

Quisiera convencer a mucha más gente de que tuviéramos una Iglesia a la altura de lo que pide el Espíritu Santo, dijo el fraile dominico Raúl Vera López, defensor de los derechos humanos, quien a sus 30 años de obispo –el pasado día 6 ofició una misa conmemorativa– y 72 de edad, no se siente satisfecho con su trabajo en busca de que la Iglesia católica se conecte con el mundo. Tengo muchas carencias, aseguró.

Advirtió que sus deudas son muchas y de todo tipo; de muchas cosas que me gustaría haber hecho, pero Dios ha sido bueno conmigo. Ha sido una experiencia muy impactante, que nunca hubiera imaginado porque uno conoce la Iglesia para hacer el bien y es ahí donde siento mi más intensa lucha, dijo en entrevista.

Consideró que aún debe “fortalecer el proyecto pastoral (de la diócesis de Saltillo, al frente de la cual está desde marzo de 2000). En la diócesis donde estuve primero, en Ciudad Altamirano (Guerrero), me tocó establecer un proyecto pastoral que se quedó muy fuerte y después de tres obispos sigue creciendo y fortaleciéndose.

En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, me tocó ayudar en el sínodo de la diócesis a fortalecer la integración entre las zonas pastorales. Lo hicimos don Samuel Ruiz y yo. La diócesis tenía que llevar un plan pastoral sumamente ligado al cambio de la vida del mundo indígena. Sufrió mucho don Samuel, muchas persecuciones, expuso.

La mayor satisfacción de don Raúl, como lo llaman los católicos en Coahuila, es ayudar a la organización de la Iglesia. No puedo hablar de satisfacciones porque me falta mucho por hacer, pero es lo que más me ha regocijado, que en mis 30 años siempre he trabajado en el espíritu del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo, en donde la Iglesia está en diálogo con el mundo, por el cambio en el mundo.

Vera López comentó que para muchos estoy fuera de onda, pero lo que el espíritu le dice a la Iglesia es por dónde debe caminar en este tiempo. Le doy gracias a Dios porque siempre estuve en onda con todos los papas y los obispos del episcopado latinoamericano. Tengo muchos defectos, así que le tengo que pedir perdón a Dios todos los días. Tengo confesor y me confieso.