Charlottenburg, joya del pasado monárquico
a capital alemana cuenta con cerca de una docena de palacios que a lo largo de su historia han sido renovados, destruidos o levantados de sus ruinas. Hoy constituyen importantes centros turísticos o culturales, instituciones gubernamentales y espacios de recreo para el residente berlinés y sus visitantes.
El palacio de Charlottenburg, ubicado en el distrito berlinés del mismo nombre, es una imponente edificación barroca cuya construcción data de1695, siendo el mayor complejo de castillos en Berlín y alrededores.
Regalo de Federico I de Prusia a su esposa Sophie Charlotte –Sofía Carlota–, la primera reina consorte en esa región, el palacio fue bautizado con su nombre.
La visita a sus instalaciones permite ser testigo del pasado monárquico alemán, cuyos representantes son la dinastía de los Hohenzollern, familia de gobernantes alemanes que desde 1918 no ocupan ningún trono en Alemania.
Entre los mayores atractivos del palacio se encuentran las habitaciones de Federico III, llamado El Grande, por sus hazañas militares, tercer rey de Prusia, de 1740 a 1786. Cuentan con mobiliario y elegantes salones al estilo barroco y rococó; así como con exposición de valiosas piezas de porcelana y joyas de la antigua corona alemana. Como museo alberga una importante colección de pintura francesa del siglo XVIII, considerada la más extensa muestra en su tipo fuera de Francia.
A pesar de haber sufrido daños considerables a consecuencia de los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial, después de 1945 el palacio de Charlottenburg fue prácticamente reconstruido
Los bellísimos jardines, también diseñados al estilo barroco, son un importante centro de esparcimiento y en la temporada navideña se instala el mayor mercado al aire libre de la región, cuya imponente iluminación logra vislumbrarse a cientos de metros de distancia.
Alia Lira Hartmann, corresponsal