Niños y adultos recurren a baile zapoteco para obtener recursos y mantener tradiciones
Alegre y humorístico son despide 2017 con la esperanza de que 2018 sea de abundancia
Sábado 30 de diciembre de 2017, p. 6
Juchitán, Oax.
Entre los escombros que dejó el terremoto del 7 de septiembre, en los patios de casas derrum- badas, jóvenes, niños y adultos escenificaron como cada año el tradicional baile de el viejo
, costumbre zapoteca de algunos pueblos del Istmo de Tehuantepec para despedir el año.
Aunque apenas lograron juntarse cinco parejas de bailari- nes entre los municipios de Juchitán y Unión Hidalgo, no dejaron atrás esta tradición, en la cual una pareja de hombres vestidos de viejos simulan ser abuelos de mayor de edad, uno personifica a un hombre y el otro a una mujer y ambos bailan al son de la música.
La danza Zuyaa hueelu la? o ¿Podemos bailar al son del viejo? comienza con un canto característico, con el cual se despide al año que termina a la vez que comenzará otro que se espera lleno de abundancia: Venimos, buenas noches, señores y señoras, venimos saludando para el año nuevo, caridad, caridad, venimos a pedir dinero para nuestros hijos en este nuevo año
.
El cronista juchiteco Tomás Chiñas Santiago ha realizado estudios acerca de esta tradicional danza, en la cual constantemente se pregunta Zuyaa hueelu la?.
Chiñas Santiago narró que este baile surgió en el puerto de Veracruz en el año de 1875, al igual que la tradición de la rama, la cual se realiza del 16 al 24 de diciembre.
Según datos del pueblo veracruzano, el baile del viejo se realizó por vez primera cuando trabajadores de una fábrica del puerto, al ver que sus jefes no les dieron su aguinaldo, decidieron salir a las calles y vestirse como abuelitos, simulando que el año viejo se va y esperando ansiosamente la llegada del nuevo año, para así, con jaranas y cantos, recibir dinero de parte de los espectadores, y así juntaron el anhelado aguinaldo
.
De acuerdo con el cronista zapoteca, la segunda versión del nacimiento de este baile del viejo señala que un personaje de Corea de edad adulta recorrió con música todos los rincones del puerto jarocho acompañado de un menor de edad y mientras él cantaba la gente le regalaba monedas, y de ahí se implementó anualmente esta tradición.
Expresó que se desconoce la fecha exacta en que esta danza aterrizó en tierras zapotecas; sin embargo, dijo que desde su llegada ha sido recibido con mucha euforia.
El historiador zapoteca manifestó que el baile del viejo en la región del Istmo es muy peculiar y único, debido a que son dos hombres adultos, jóvenes o niños quienes se visten, uno de mujer y otro de hombre, con ropa típica (enagua y huipil, pantalón y camisa).
El viejo siempre pide permiso antes de bailar diciendo ““Zuyaa hueelu la?, y una vez que es aceptado, comienza la danza, la cual se efectúa en domicilios particulares y plazas publicas.
Para el baile del viejito se entonan canciones típicas o modernas, algunas van acompañados de banda musical en vivo, música grabada o a capela, quienes al son de la música dan- zan y al término se les da una cooperación que simula el aguinaldo”, indicó.
El cronista negó que esta tradición desaparezca, por el contrario, dijo, va en aumento, porque la situación económica que viven hoy en día el pueblo juchiteco e istmeño obliga a aprovechar el mes decembrino para obtener un recurso económico por bailar el tradicional viejo o danza del hueelu.
Este baile gusta mucho a la gente, a los vacacionistas, es alegre y humorístico; los viejos se pasean por las mañanas en el parque y mercados y por la noche lo hacen en las secciones de Juchitán, por eso es difícil que muera; sin embargo, se debe dar el impulso para que se aplique a otras comunidades zapotecas de la región del Istmo
, concluyó.
Para Jacciel, Lenin, Mario y Anel, de entre cuatro y 13 años de edad, oriundos de Unión Hidalgo, es la primera vez que danzan el baile del viejo
y lo hacen por la noche, porque, aseguran, no quieren que esta costumbre se pierda.
Los cuatro primos que viven en el barrio Centro expresaron que sus padres y abuelos les contaron de esta tradición en decadencia en la comunidad, por lo que decidieron aventurarse y ganar unos cuantos pesos.
Ellos cantan a capela, Anel y Mario representan al hombre y Jacciel y Lenin a la mujer, vestida con su típico traje de istmeña, con enagua y su huipil, pero de forma extravagante y exagerada.
Quisimos vestirnos y hacer el baile del viejito por nuestras familias; ellos nos dicen que es importante que las tradiciones no se pierdan. Nos da un poco de pena, pero lo hacemos para contagiar a otros niños y que también lo hagan
, expresaron.