La Cámara de Diputados tiene un déficit en el proceso aprobatorio de leyes, pues en el pasado periodo dejó de lado importantes dictámenes como la ley de planeación, la de responsabilidad y disciplina financiera; el nombramiento de los contralores de los organismos autónomos y la selección del nuevo auditor Superior de la Federación.

La ley de planeación representaría un acicate para resolver la opacidad del gasto municipal. A ésta la complementaría la ley de responsabilidad y disciplina financiera que equilibraría el manejo de los recursos de la Federación.

Además, en materia de actividades de transparencia y anticorrupción, aún quedan disposiciones reglamentarias que el Congreso está obligado a avalar en vista de la entrada en vigor del tan nombrado Sistema Nacional Anticorrupción.

También quedaron pendientes los nombramientos del auditor Superior de la Federación y de los contralores. En este segundo caso se debe esperar la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o bien de un Tribunal de Distrito para que se resuelva el amparo interpuesto por candidatos a esos puestos.

De la misma manera persiste un conjunto de disposiciones aparentemente sin demasiada publicidad, entre ellas el tema de los perros guía, que resolvería entre los invidentes el problema de allegarse una colaboración tan determinante como esa: un perro que ayude a conducirse por la calle y provea de más independencia a las personas con esa discapacidad.