La autora charla con La Jornada alrededor de El charrito cantor, libro para niños
jamás enjuicio ni castigo
Para esos lectores, antes publicó El burro que metió la pata y Boda en Chimalistac
Siempre quiero que mis personajes sean de colonias populares, aunque voy a hacer uno alguna vez de una niña de Las Lomas
, explica
Tiene varias obras en proceso de escritura, adelanta
Viernes 22 de diciembre de 2017, p. 3
La escritora y periodista Elena Poniatowska (París, 1932) va muy poco al cine; tampoco veo mucha televisión. Lo único que hago es estar frente a la computadora
, afirma.
En entrevista con La Jornada, adelanta que tiene varios libros en proceso de escritura y promueve El charrito cantor, título dirigido al público infantil y juvenil, ilustrado por Oswaldo Hernández.
No es la primera obra que dedica a los niños. Antes escribió El burro que metió la pata y Boda en Chimalistac, y lo hace porque me gusta mucho. Me gustan mucho los niños. Tengo 10 nietos, los más chiquitos tienen ya 10 y 11 años
, dice, acompañada de Shadow, su perro color negro, en su casa en Chimalistac, donde también hay gatos y un cotorro, además de miles de libros, montones de premios y diplomas y muchas fotografías.
“Creo que el primero fue El burro que metió la pata; fue una historia que le pasó a mi hijo Mane, el mayor: íbamos a la Cuchilla del Tesoro, y de repente se hizo un embotellamiento espantoso; todos los cláxones comenzaron a tocar y las personas a enojarse.
“Lo que había sucedido es que un señor que llevaba una carreta con alfalfa, a su burrito, que jalaba todo eso, se le había atorado una pata. Yo no entiendo cómo el niño, porque Mane era un niño, se dio cuenta de lo que estaba pasando; se bajó rápidamente de mi vochito y sacó la pata del burrito y ya se deshizo el embotellamiento.”
El charrito cantor es la historia de otro niño y comienza así: “En Santa Isabel Tola, camino a Pachuca, pasa un acueducto, y cuentan que es de lágrimas porque la Llorona lloraba toda el agua que lo recorre. Sus arcos se desgastaron con el tiempo y ahora los vecinos presumen: ‘Son tesoro nacional’. Ahí vive Fernando Alonso. Su padre andaba de aquí para allá. Visitaba a tres hijos en tres casas, porque tuvo 16 con tres mujeres. Cuando iba a verlos, dejaba un billete de 50 pesos en el pañal del recién nacido”. Fernando se perdió un mal día y terminó cantando con unos mariachis que le compraron su traje. Era un buen cantante y, como nadie, entonaba La llorona. Todavía canta: el personaje está basado en un jovencito que Poniatowska conoció y asistió a una de las presentaciones que se han realizado del libro, publicado por Alfaguara.
“Siempre quiero que mis personajes sean de colonias populares, aunque voy a hacer uno alguna vez de una niña de Las Lomas, pero deseo que salgan de colonias populares, que las historias estén ligadas a las personas. También El burro que metió la pata es en una colonia popular, y todos los libros han estado ligados a la gente así.”
–Uno de los temas es el del padre ausente.
–Tengo un poco de susto, pues me van a decir que por qué escribo de un padre que tuvo 16 hijos con tres mujeres y se murió de un balazo. Van a decir qué ejemplo paterno es ése; pero es una realidad.
Nada más es un hecho; está ahí contado con toda naturalidad, sin sancionar y sin juzgar. Así son casi todo mis libros, también los que son para adultos. Yo nada más cuento lo que veo, pero nunca se me ha ocurrido ponerme a juzgar o castigar.
–Estamos en periodo de precampañas. ¿Qué es lo que podemos esperar el próximo año?
–Lo veo muy difícil. Según todas las encuestas el que va ganando es López Obrador; yo tengo muchos años con él, claro que me da gusto pensar que él va ganando, eso no significa que sea incondicional de él y que si hay algo que me parezca mal no lo diga, como ocurrió con el PES (Partido Encuentro Social).
“Sí siento que hay una agresividad muy grande entre la gente, en la calle. Eso se rompió un poco con el terremoto, el que acaba de pasar, porque todas las personas salieron a ayudar y ahí fue un ejemplo magnífico de afecto, cariño y solidaridad, que produjeron además los jóvenes, y había muchas mujeres.
Ahora ellas participaron. En el terremoto de 1985, que anduve muchísimo en la calle, las mujeres guisaban pero no cargaban piedras, no tenían casco, guantes o chalecos. No participaron como lo hicieron ahora. En el 85 había muy pocas mujeres en las filas, yo iba en las noches, me inyectaron contra el tétanos para poder ayudar, pero éramos muy pocas. Ahora fueron muchísimas.
–¿Qué se necesita para sacar al país de la crisis en la que se encuentra?
–Acabar con la corrupción; la diferencia de sueldos es tan inmensa que no lo puedes creer, además, los que están en el poder creen que son los dueños del país y lo saquean. No sé cuantas fortunas hay fuera de México, pero muchas personas tienen su dinero en Suiza y también en Estados Unidos. En todos lados, menos en su país, que es donde debería estar.
Sin embargo, creo que sí hay posibilidades para el país.