De acuerdo con un análisis de la agencia Ap de las producciones cinematográficas del año que está por terminar, Dunquerque y Call Me By Your Name fueron los mejores trabajos fílmicos.

A continuación, la revisión de diversas cintas producidas a lo largo de 2017.

“Pocas películas provocan tanta conmoción, de manera tan visceral, como Dunquerque, la obra maestra de Christopher Nolan”, asegura el reporte, y agrega: El director continúa usando de manera innovadora los generosos presupuestos que su éxito le ha proporcionado para ampliar los límites del cine y la narrativa de inmersión. Si hablamos de cine maximalista, nadie está a la altura de Nolan. No es el mejor para desarrollar personajes, pero en la arremetida sensorial del filme hay algo mítico, y quizás oportuno, en sobrevivir para luchar otro día.

Sobre Lady Bird expresan: “Gracias, Greta Gerwig, por presentarnos a Lady Bird, su madre Marion, su amiga Julie, sus novios Kyle y Danny, su hermano Miguel y su novia Shelly, su padre Larry y todos los otros seres maravillosamente complejos que rodean a una adolescente egoísta y en desarrollo. Es uno de esos clásicos instantáneos, uno de esos filmes que uno quiere volver a ver tan pronto se terminan”.

En tanto, Mother!, de Darren Aronofsky, es un torbellino emocionante y provocador. Jennifer Lawrence es excelente en la directa pero cautivadora alegoría bíblica.

Hoy día no hay muchas películas realmente sensuales –asegura el análisis–, lo cual es una de las muchas razones por las cuales Call Me By Your Name, del italiano Luca Guadagnino, se destaca del resto. Mucho se ha hablado acerca de las maravillas sensoriales que emanan de una película de Guadagnino, pero nada en 2017 mostró tanto esplendor y verdadera sabiduría como la mencionada cinta. Es exquisitamente viva, nos llama a vivir en plenitud; deliciosamente indulgente en cualquier manera posible y ofrece un momento agradable y decadente para ver a Elio (Timothee Chalamet) y Oliver (Armie Hammer) enamorándose en el curso de un lindo verano melancólico.

Por otro lado, Sean Baker “es muy bueno mostrando partes del mundo que la mayoría no podemos o no queremos ver. En The Florida Project sus personajes son los llamados ‘indigentes ocultos’ que viven a las afueras de Orlando en un motel barato. Willem Dafoe interpreta a un tipo bueno y hay revelaciones verdaderamente emocionantes en las actuaciones de Brooklynn Prince y Bria Vinaite. La más reciente obra de Baker es un drama social conmovedor y reflexivo y la cinta más animada del año”.

Por su parte, continúan, Get Out “no es la clásica película de terror, y eso es precisamente lo que la hace maravillosa. Con este trabajo, Jordan Peele –director y guionista–, hasta ahora conocido como actor y comediante, se hizo también un nombre como cineasta. Es, sin duda, una cinta fundamental al presentar una perspectiva afroestadunidense de un modo que rara vez se ha visto”.

En Phantom Thread, Paul Thomas Anderson optó por hacer algo relativamente pequeño, un drama de cámara chistoso e irónico vestido en alta costura. Vicky Krieps es un verdadero hallazgo que sabe sostenerse al lado de Daniel Day-Lewis, como su musa y fuente de ocasional irritación. Es también posiblemente la última actuación de Day-Lewis, y afortunadamente es muy buena.

Impacto generacional

Wonder Woman, de Patty Jenkins, se merece todo el crédito del mundo por hacer lo correcto por La Mujer Maravilla, que modeló en una historia de origen muy placentera, afectuosa y cargada de acción sobre la princesa amazona, perfectamente encarnada por Gal Gadot. Impactará a generaciones por venir.

Jane, de Brett Morgen, “usa imágenes nunca vistas de National Geographic para crear un hermoso homenaje a la extraordinaria vida de Jane Goodall, que adquiere mayor grandeza con la música de Philip Glass”.

En Star Wars: los últimos Jedi, el director Rian Johnson volvió a hacer que la saga sea divertida y graciosa, dándole una historia realmente emocionante a la franquicia gigante. Nuestros viejos héroes se estarán desvaneciendo, pero el futuro de pronto vuelve a lucir prometedor.

Asimismo, en Faces Places, sin duda, la pareja rara del año fueron Agnes Varda y JR. Ella es una cineasta innovadora de 89 años de la Nueva Ola Francesa; él, un artista callejero de 33, de renombre internacional. En este radiante documental, atraviesan un campo francés de clase trabajadora en una van pintada como cámara gigante, pegando enormes fotos de las personas que conocen en cualquier superficie grande. En su búsqueda de encuentros fortuitos, conocen gente y, a través del arte, la ennoblecen. Una llama cálida y acogedora, aseguran.

En tanto, Dawson City: Frozen Time, el documental de Bill Morrison, “relata la increíble historia de cómo varios cientos de carretes de películas mudas fueron descubiertas en el pueblo canadiense de Dawson City, una vez capital del oro. Las cintas de nitrato altamente inflamables –de los años 10 y 20 del siglo pasado– sobrevivieron en parte gracias al frío de la región. Morrison empalma dos historias similares: la de Dawson, construida de la noche a la mañana y virtualmente desierta una vez que el oro se acabó, y la de una Hollywood perdida que floreció antes de la era del sonido.”

En tanto, “los esfuerzos por capturar el Estados Unidos profundo en 2017 fueron ciertamente imperfectos. Three Billboards Outside Ebbing, Missouri, de Martin McDonagh, hace gala de actuaciones emocionantes y una furia gloriosa, pero tuvo evidentes puntos ciegos. La cinta de Steven Soderbergh, sobre un robo Logan Lucky, es dignificante y risueña con sus personajes lentos y simplones. Ya no se ven muchas películas así de ágiles”.

A su vez, The Lost City of Z “es el drama de James Grey sobre el explorador Percy Fawcett, de principios del siglo XX, quien buscó una civilización mítica en Sudamérica, donde encuentra la trascendencia en la otredad.