En la Feria del Libro organizada por la Brigada Para Leer en Libertad, que se desarrolla a un costado del Palacio de Bellas Artes y que concluye este domingo, se aprecia la visita de personas de todas las edades, en su mayoría jóvenes curiosos que recorren los módulos en busca de un libro o de algún descuento al alcance del bolsillo, pues luego de ocho años, de acuerdo con el escritor Paco Ignacio Taibo II, ese encuentro se consolida como una alternativa para el fomento de la lectura y para adquirir libros a precios muy bajos.

Estar en ese sitio ha permitido mayor afluencia de visitantes a las ofertas bibliográficas, como es el caso del módulo en el que se ofrecen libros de 90 pesos publicados por Penguin Random House.

Cada año se acercan más jóvenes a la literatura, ya desde muy pequeños, afirma Francisco Zapata, encargado de ese módulo. Muchos vienen a buscar sus sellos editoriales. Lo que aquí vienen a comprar más es sobre todo novela romántica y juvenil, así como fantasía.

Ejemplares a 10 pesos

Recorriendo la feria, el visitante también puede ver muchos libros apilados y revueltos que lo orillan buscar encima y debajo. Se puede encontrar material sobre literatura infantil, de bienestar y salud, superación personal, novelas juveniles o históricas, literatura contemporánea y clásica, con ejemplares de 10 pesos.

Junto a ese módulo, otro ofrece libros a 50 pesos de política, derecho y técnicos. Y junto a esos dos, hay un tercero en el que se venden libros importados con temas como sicología, terapia breve o filosofía; hay obras de más de 870 pesos, pero que se encuentran a 320, menos de la mitad de su precio.

Para Ricardo Luna, de Macondo Libros, la afluencia a la feria se origina a partir de los precios y los libros que hay para todos los intereses. A 10 pesos se pueden llevar cinco o 10 libros sin ningún problema. Como Macondo Libros tenemos seis años con la Brigada y lo que yo he visto es que vienen de todas las edades, sobre todo por la diversidad del material.

La constante es encontrar obras a mitad de precio o incluso a un costo menor, dice Gerardo Arturo Santana Vázquez, quien se encarga de tres mesas donde se amontonan decenas de títulos. Una mesa tiene libros de 20 pesos o tres por 50, o siete por cien. Y en la otra mesa se ofertan a 50 pesos o tres por 100 o siete por 200 pesos. Aquí se pueden encontrar autores desde César Vidal, Schopenhauer, Milan Kundera o Murakami.

Tenemos también, añade, libros de arte en 150 pesos, que son parte de una colección sobre grandes civilizaciones y otra titulada Vive la historia. Allí se encuentran obras sobre Japón y los samuráis, los celtas, los vikingos o sobre la antigua China o los antiguos Perú y Egipto. A la feria asisten, dice Santana Vázquez, desde quienes buscan libros viejos a los más actuales.

La música y el cine también tienen presencia en la Feria del Libro. En el módulo El cine del mundo se ofertan películas originales nuevas de cine de arte desde 45 pesos, de directores como Fellini, Kurosawa, Kubrick, Pasolini, Bergman, Tarkovski, y donde se manejan unos 2 mil títulos, dijo la encargada.

En otra mesa está Eduardo Martínez, quien vende clásicos de la literatura universal en español de autores como el Marqués de Sade, Julio Verne, Nietzsche, Bram Stoker, H.P. Lovecraft, Edgar Allan Poe, y libros en alemán e inglés. Lo que más compran los jóvenes son los clásicos, a sugerencia de sus profesores o amigos.

Eduardo Martínez afirma que todos esos títulos y autores son obligatorios antes de los 20 años. Tiene con la Brigada desde 1999 y es fundador, dice, del Tianguis Cultural del Chopo en 1980. “Desde hace 37 años trabajo en la calle vendiendo libros. Con los compañeros de la Brigada no se trata de hacer un gran negocio, sino que se fomente la lectura. Lo que yo vendo es cine, libros y música. Esta feria tiene como finalidad contribuir a que las personas lean, facilitándoles el acceso a los libros, sobre todo a la gente de bajos recursos, acceso que no tendrían en el caso de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, ahí lo que se maneja es el billete, no la noción de ‘ponte a leer’; aquí el espíritu, lo que manejamos esencialmente es eso. Yo, por ejemplo, no pongo precio a mis libros, porque a mí lo que me interesa es el diálogo con el lector”.