Mickey Román tiene prisa. No puede esperar promesas ni decisiones ajenas que posterguen demasiado su propósito de convertirse en campeón del mundo. No es sólo impaciencia, a los 32 años de edad, y con un abultado récord de 70 peleas, el boxeador no matiza la realidad y acepta que tal vez esté ante su última oportunidad de cumplir un anhelo que lo trajo a este negocio.

Apenas el sábado 9 de diciembre en Las Vegas derrotó a otro veterano aguerrido, Orlando Siri Salido. Lo noqueó en el noveno episodio y la derrota lo hizo decidir el retiro. Román dice que para muchos fue una sorpresa, que demasiadas personas, las escuchó y lo vio en los medios, consideraban que no era un adversario del nivel del Siri.

Siempre me han hecho menos, dice Mickey Román; “muchos pensaban que no era candidato para Siri, pero hice mi mejor trabajo y lo vencí”.

Es verdad –concede– que Siri estuvo lento, que a pesar de ello tuvo destellos de aquella reputación de guerrero incansable, pero piensa que el esfuerzo para dar el peso superpluma lo deterioró.

Después de la pelea, Salido se despidió del boxeo. Un mérito que quizá podría ostentar Román, pero no tiene tiempo para vanidades. Retirarlo –asegura– no le deja un sabor especial. La victoria lo dejó ubicado como el mejor en la categoría superpluma del Consejo Mundial de Boxeo y como firme candidato a disputar el título que pertenece a Miguel Berchelt.

Tal vez estoy ante mi última oportunidad de ser campeón. Espero que el CMB cumpla su compromiso y pueda ir por el cinturón, si no tendré que buscar otro organismo, afirma.