Los Ángeles.

Stormtroopers marcharon por la alfombra roja al ritmo de la música de Star Wars y ante los vítores de los seguidores de la saga, ayer en el estreno mundial de la reciente entrega de la franquicia de la obra espacial.

El elaborado estreno de Star Wars: los últimos Jedi contó con una procesión de soldados imperiales y un escuadrón de guardias de élite con armadura roja. Los seguidores los jalaron; algunos mostraron peluches de Porgs, nuevo personaje de la octava entrega de La guerra de las galaxias.

Rian Johnson, guionista y director de la octava entrega de la saga, dedicó la noche a Carrie Fisher, quien falleció tras terminar la grabación. “Ella está ahí arriba haciendo un corte de mangas y diciendo ‘no arruinen la noche con tributos solemnes’”, dijo en el Shrine Auditorium.

También presentó entusiasmado a su elenco, incluyendo a Mark Hamill, Adam Driver, Daisy Ridley, Oscar Isaac y el compositor John Williams, a quien calificó como uno de los mejores compositores cinematográficos vivos y quien recibió aplausos de pie.

“¡Vamos a ver una película de Star Wars!”, exclamó Johnson mientras los actores tomaban sus asientos, las luces bajaban en intensidad y la icónica cabecera con el logo amarillo de Star Wars asomaba en la pantalla anunciando el inicio de la proyección.

El estreno también contó con un enorme vehículo de asalto antes del primer pase de la cinta, que se estrenará el 15 de este mes en Estados Unidos y supone el regreso de Luke Skywalker y la última aparición de Carrie Fisher como Leia Organa.

Aunque las críticas formales se publicarán dentro de unos días, periodistas y otros asistentes que compartieron sus primeras reacciones señalaron que la octava entrega de la franquicia tiene todas las aventuras que se podrían esperar de una película de Star Wars, pero llevadas a un nuevo territorio.

JJ Abrams, quien dirigió el episodio anterior, Star Wars: el despertar de la fuerza, de 2015, y volverá a ponerse detrás de la cámara para el noveno, dijo que la película es grandiosa y que Rian hizo un gran trabajo.

Según estimaciones, la cinta podría lograr una taquilla de 200 millones de dólares en su primer fin de semana en cartelera.