ntre la expresividad y la expresión, la expresión (no sé qué de ansiedad –de sensación de imposibilidad expresiva– arrastra la primera).

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Los desagradecidos no son felices y eso que en lo que desagradecen buscaban su felicidad.

Los desagradecidos no son felices, su desagradecimiento retira el aura de lo recibido.

Los desagradecidos no son felices. Así se enorgullezcan de su no agradecer, en verdad lo padecen. Su egocentrismo les impide llegar al centro de sí mismos.

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Da lo que da, no lo que te da.

Excepto si verruga, el mezquino no crece.

Una generosidad a diestra y siniestra no es generosidad, sino dilapidación.

Haz por hacer que tu hacer haga en los demás espacio en que se respire espíritu.

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Yo digo que los músicos son los sabios del tiempo, pero ¿cómo podrían serlo si el tiempo no fuera su maestro?

La eternidad es el origen del tiempo, y aprender de él es saborear un tanto ya lo eterno. Eso no sólo los músicos sino cualquier artista (probablemente no haya alguno que no ejerza como músico en su arte) bien lo sabe.

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Dejó de buscar lo que no puede encontrarse y encontró lo que no puede buscarse.

Nadie hay tras esa puerta que tocas, pero si bien insistes no es improbable que ese nadie se decida a abrir.

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En todo error se oculta divertida, secreta, la alegría de un acierto.

Hay quienes, afortunados, aciertan en el manejo de sus errores, y hay quienes, desafortunados, yerran en el manejo de sus aciertos.