Tigres llegó por lo suyo: sacar ventaja lo antes posible y anular al rival para sellar el plan en casa. Y así le salió a Ricardo Tuca Ferretti: los de la UANL vencieron en la ida de la semifinal al América, con sólo un penal, pero suficiente para revivir los peores miedos de los azulcremas a un año de la derrota en la final del Apertura 2016.

Las revanchas subliman el deporte. Le imprimen épica. Hace un año, en plena Navidad, Tigres derrotó después de minutos dramáticos al América en la final del Apertura 2016. Una derrota con acentos singulares de dolor para los capitalinos que llegaron a fin de año con la ilusión de levantar la corona. Los antecedentes hoy favorecen a los de la UANL, aunque los duelos clave los de Coapa suelen ser más eficaces, como en la Concachampions del año pasado.

Anoche, sin embargo, América no parecía local, tímido, con recuperación de pelota pero poca coordinación para el ataque. Tigres, en cambio, desenvuelto, con ese potencial ofensivo que ofrece la nómina más cara del futbol mexicano.

El juego apenas inició y André-Pierre Gignac dio el primer fogonazo de su talento implacable; tiró al arco desde el costado izquierdo para obligar a Agustín Marchesín a calentar el cuerpo en esta noche fría. Un signo del juego de fuerzas que se desarrolló en el estadio Azteca.

Y mientras la pelota fluía con naturalidad en los botines regiomontanos, los americanistas batallaban para encontrar espacios para lograr avances con sentido.

Un cuarto de hora y Gignac otra vez impredecible, filtró a Eduardo Vargas para que cruzara un balón que se fue apenas desviado por Marchesín, quien quedó pálido tras el intento.

América tardó 18 minutos en tirar a portería. Una jugada a balón parado, muy alejada del arco, pero que Darwin Quintero apuntó con buen tino y alcanzó a rematar Paul Aguilar para que pasara de forma peligrosa arriba del travesaño. Eso fue todo para los de Coapa durante gran parte del primer tiempo.

Y cerca del final del primer tiempo, Gignac volvió a sorprender, casi encajó un tiro afuera del área, pero alcanzó a desviar la defensa americanista.

El descanso exigía un regaño fuerte, una revisión al pizarrón y, sobre todo, sacudir los miedos en el vestidor del América. Eso, al menos, era lo que esperaban los seguidores azulcremas.

En su lugar, en la primera jugada de Tigres en el segundo tiempo, Valencia entró por la izquierda e intentó centrar, Bruno Valdez se barrió para tapar pero el balón le golpeó el rostro; después la mano. El árbitro silbó para decretar el penal al 47.

El encargado de cobrar la falta fue Juninho, quien caminó tranquilo al manchón, midió y disparó con gracia al centro para abrir el marcador 0-1.

Venció Tigres en este primer duelo semifinal; ahora volverán a casa donde tratarán de revivir la pesadilla navideña del América.

Al final el técnico del América Miguel Herrera expresó su malestar por una derrota que atribuyó a una mala decisión arbitral. No es polémica la jugada. No es penal, dijo tajante, dejen de decir que al América le ayudan. Era un partido en el que si no caía el gol de nosotros, tampoco caía el de ellos. No fue un penal.