Las pasiones humanas y el abuso del poder propios de todos los tiempos son puntos de contacto con el público actual de la Ópera de Daniel, drama litúrgico compuesto originalmente en el siglo XIII, explica Valeria Palomino, encargada de la puesta en escena realizada con base en el arreglo de Edward Lambert, que anoche se estrenó en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).

La actual escenificación cuenta con la dirección artística de Christian Gohmer y reúne a 24 cantantes del grupo Solistas Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y cinco músicos, con base en el arreglo de Lambert.

El compositor inglés adaptó el drama musical Ludus Danielis (Juego de Daniel o Misterio de Daniel), creado originalmente de forma colectiva en la parroquia de Beauvais, en Francia; en éste, jóvenes clérigos representaban tres pasajes del personaje bíblico en las cercanías de las fiestas navideñas.

La mayor complejidad fue poder hablar de un tema religioso bíblico tan antiguo y traerlo al mundo de hoy para que tenga lógica, sentido y una resonancia emocional en los espectadores. Existen leyes universales en los seres humanos, que sin importar la época las podemos reconocer muy fácilmente: los abusos de poder. Yo escogí ese tema como central, y es que los reyes toman algo en beneficio propio y pasan por encima de los demás y de las leyes, en este caso, divinas, añade Palomino en entrevista con La Jornada.

“Es curioso encontrar muchísimas coincidencias de William Shakespeare, claro que con un lenguaje mucho más sofisticado, con este tipo de puestas, como el narrador y coro omnisciente que nos va a decir: ‘eso no está bien’. Pasan los años y seguimos cometiendo los mismos errores y los mismos atropellos, así es que el montaje no está tan alejado como pensé que iba a ser.”

Por producir más ópera de cámara

Christian Gohmer explica a este diario que la presentación de la Ópera de Daniel tiene la finalidad de realizar ópera de cámara, “género que no se produce mucho en el país. Y Solistas Ensamble puede hacerlo porque tenemos quienes pueden cantar como solistas o de forma grupal, que poseen entrenamiento escénico y conocen varios estilos.

“Ludus Danielis es un documento medieval muy importante, pues es una de las primeras obras que están ‘muy escritas’, es decir, tiene casi todo anotado en la partitura; además, es precursor de lo que siglos después sería la ópera. Es uno de los primeros dramas litúrgicos en los que tenía coherencia narrativa, donde se contaba una historia y había personajes cantándola. Esto no vuele a suceder hasta que Claudio Monteverdi inventó el género que ahora conocemos como ópera.”

Para Gohmer el reto en lo sonoro consistió en lograr una instrumentación, pues en la música medieval cada director elige la dotación de sonidos. “Esta fue una de las partes más experimentales en torno a qué sonoridad queríamos lograr. También por el trabajo sobre la sonoridad vocal, coral, que tiene que sonar una voz teatral que sí se pueda escuchar con la acústica de una ópera, pero no puede ser cantada como una ópera tradicional.

El montaje reúne a un clavecinista, que también toca órgano, percusiones, flautas de pico, oboe, contrabajo, guitarra barroca y violín. Rodrigo Cadet alternará la dirección musical en las funciones. Cuando él dirige yo toco la guitarra barroca y viceversa, concluye Gohmer.

El drama litúrgico Ópera de Daniel se escenificará este viernes a las 20 horas y el domingo 26 a las 18 horas en el Teatro de las Artes del Cenart (Río Churbusco 79, colonia Country Club, estación General Anaya del Metro).