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El dramaturgo y director escénico regresa a encabezar institución que fundó en 1992

Combatir la barbarie desde un teatro humanista, ofrece De Tavira

Hemos tratado de resolver la crisis de público por el camino del mercado, pero éste no es el lugar de ese arte, es muy mala mercancía, afirma en entrevista con La Jornada

Construir un lenguaje común, articular un discurso, es lo único que puede formar al espectador, opina

 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de noviembre de 2017, p. 3

En su regreso a la Casa del Teatro, institución que fundó en 1992 y de la que se hará cargo, el dramaturgo y director escénico Luis de Tavira impulsará un teatro con una visión humanista, más social.

Comenzamos una nueva etapa en Casa del Teatro. Vuelvo después de una ausencia de casi 10 años a este centro tan importante y entrañable para mí. Lo hago lleno de experiencia nueva, de nuevas aspiraciones, ilusiones y conocimiento para enfrentar una realidad distinta, la de este momento tan decisivo para la cultura en nuestro país, explica en entrevista con La Jornada.

La propuesta del también actor consiste en consolidar el compromiso de esa instancia con la sociedad mexicana en este momento tan urgido en el que nos debatimos en una verdadera guerra entre la civilización y la barbarie que devasta al país.

Uno de los ejes de su proyecto, afirma, es formar desde un principio al actor pensando en el espectador. La crisis de nuestro teatro tiene que ver con que relegamos ese aspecto, simplemente lo hemos supuesto. El espectador del teatro no es el consumidor de actos del mercado cultural; es el partícipe en la interlocución de un arte que construye su conciencia, que se vuelve el espejo de su acontecer y que es un derecho de todos los mexicanos, sostiene.

Teatro para consumo eventual

De acuerdo con Luis de Tavira, quien de 2008 a 2016 dirigió la Compañía Nacional de Teatro, la formación de público es, en realidad, uno de los principales pendientes en México, no sólo del teatro, sino de la cultura.

En un país en el que 90 por ciento de los mexicanos nunca han ido a teatros, ¿de qué estamos hablando cuando hablamos de teatro? Seguimos haciéndolo, somos una potencia superproductora de espectáculos, pero producimos originalmente como resultado un teatro que no hace crecer al espectador, que no lo forma, simplemente va dirigido al consumidor eventual, considera.

Ese no puede ser nunca el espectador del teatro. Por eso tampoco las ofertas encuentran la respuesta que deberían. Por eso hay una crisis de público, decimos. Hemos tratado de resolverlo por el camino del mercado, pero el mercado no es el lugar del teatro, es muy mala mercancía.

Tal manera de pensar, según De Tavira, sólo ha propiciado dispendio de esfuerzos y talento, dejando los proyectos en el aire, cuando se deben generar condiciones de estabilidad y, reitera, eso no puede hacerse de espaldas a la dinámica formadora de público.

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Comenzamos una nueva etapa en Casa del Teatro. Vuelvo después de una ausencia de casi 10 años a este centro tan importante y entrañable para mí. Lo hago lleno de experiencia nueva, de nuevas aspiraciones, ilusiones y conocimiento para enfrentar una realidad distinta, la de este momento tan decisivo para la cultura en nuestro país, explica Luis de Tavira (en imagen del 2 de febrero de 2015), en charla con La JornadaFoto María Luisa Severiano

La formación del profesional no puede ser el entrenamiento de un futuro mercenario del mercado laboral, y digo mercenario porque se convertirá en un sujeto de llamados que competirá con su colega en audiciones para conseguir un puesto de trabajo, porque no trabajamos para la estabilidad, añade.

“Producimos obras, pero aisladas unas de otras; y cada vez que termina una temporada –cada vez más breve– hay que empezar de cero, y no se construye un lenguaje común, no se articula un discurso. Eso es lo único que puede formar al espectador nacional.”

De Tavira externa su convicción de que formar actores implica una manera de ocuparse del teatro, y aclara que no se trata de cualquier teatro, sino de uno que dialogue con la realidad social.

Y aunque velar por la educación y el derecho a la cultura es responsabilidad del Estado, la sociedad debe ser partícipe.

Tenemos como hacedores del teatro, organizados como sociedad civil, que proponer y plantear ante el Estado el imperativo de ir, de cumplir juntos con la necesidad de esta expresión que responde a un derecho social, no a un problema de los artistas, apunta.

El teatro es un derecho social y se nos olvida. Es la sociedad la que requiere al teatro como bien común, por eso no puede ser reducido a un negocio de alguien o a una gestión unilateral de un gobierno y no de un Estado.

El creador informa que el nuevo modelo en la Casa del Teatro entrará en vigor con la próxima generación de estudiantes, cuya convocatoria de ingreso permanece abierta, para comenzar el ciclo en enero.

De igual manera, adelanta que el plan de estudios de la licenciatura en actuación en esa instancia será sometido a revisión, pues las condiciones no son las mismas de hace 10 años.

Luis de Tavira comenta su interés de crear un posgrado con la finalidad de generar una nueva matrícula docente pues, considera, no hay ninguna maestría ni posgrado para formar a los formadores; siempre son el resultado de improvisaciones.