l próximo miércoles se cumplen 54 años del asesinato de John F. Kennedy en Dallas, Texas. Abundan las teorías sobre quién lo mandó matar. Inicialmente se culpó a Fidel Castro, dolido porque, sin consultarlo, Kennedy y el líder ruso Nikita Krushev resolvieron la grave crisis ocasionada al intentar la Unión Sovietica instalar bases de misiles en Cuba.

Esta teoría pronto fue desechada por los acontecimientos que siguieron al asesinato: a su autor, Lee Harvey Oswald, lo mató el propietario de un bar, Jack Ruby, a la vista de millones de telespectadores y en los sótanos de la policía de Dallas.

Varias películas recrean el asesinato de Kennedy. La más célebre JFK, de Oliver Stone, en la que se sugiere una enorme conspiración para matarlo. Acción ejecutiva, de David Miller, la más polémica por culpar del crimen a un grupo de magnates que no compartían las políticas económicas y sociales del presidente. La conspiración de Dallas, de John Mackenzie, Parkland (nombre del hospital donde Kennedy fue llevado ya sin vida), de Peter Landesman, que reconstruye los hechos ocurridos en esa ciudad el día del asesinato. Y la más reciente, Jackie, de Pablo Larraín y Natalie Portman como figura central. Es la entrevista que la viuda concedió al periodista Theodore H. White y en la que narra el trato descortés que le dio el nuevo presidente, Lyndon B. Johnson y su entorno, y cómo logró imponer la solemnidad que merecía al funeral de su marido.

Además, se han escrito más de 10 libros sobre ese asesinato.Y todo sigue en la sombra. Un poco de luz lo puede aportar la próxima apertura de más de 3 mil archivos secretos del gobierno estadunidense sobre el asesinato de Kennedy. Cientos más seguirán ocultos, pues el presidente Trump postergó su publicación a petición del FBI y la CIA, por cuestiones de seguridad nacional. Esto avivó las sospechas de que en ellos existen pruebas convincentes sobre el asesinato. Otros 30 mil documentos ya eran de conocimiento público, aunque censurados.

De todas formas, los nuevos archivos permitirán entender mejor la manera en que operan la CIA y del FBI. Algunos se relacionan con el misterioso viaje de seis días de Oswald a la Ciudad de México justo antes del asesinato. Se desconocen los detalles de esa estancia, una de las grandes incógnitas del crimen. Oswald dijo que acudió a las embajadas cubana y soviética para solicitar visas.

Los expertos en Kennedy afirman que contienen información sobre el funcionamiento de la CIA en nuestro país y los acuerdos hechos por Estados Unidos con el gobierno mexicano a fin de permitirle vigilar estrechamente a esas y otras embajadas. Además, el reporte del comité del Congreso que investigó el asesinato y la estancia de Oswald en México.

¿Sabremos, ahora sí, la verdad?