La literatura, sobre todo la creativa, es diversidad, considera el autor nicaragüense
Escribir permite enfrentar tanta incomprensión política, afirma en entrevista con La Jornada, mi periódico, mi casa en México
Su alboroto feliz
no impedirá que imparta taller para escritores
Viernes 17 de noviembre de 2017, p. 2
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez (Masatepe, 1942) fue galardonado ayer con el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes, reconocimiento que, de inmediato, el autor dedicó a su país y a Centroamérica y definió como una plataforma muy importante para impulsar a jóvenes narradores de la región.
En entrevista vía telefónica con La Jornada, mi periódico, mi casa en México
, el colaborador de este diario se reconoce heredero de Rubén Darío (1867-1916), el primer gran literato de Nicaragua que, en su opinión, plasmó en su obra esa devoción por las letras cervantinas.
Fue precisamente Darío, añade, quien desde sus primeras lecturas lo ayudó a entender la figura de Cervantes. Para mí, hay una conexión entre los dos, una relación mágica a través de los siglos en la lengua. De Rubén Darío, el primer gran poeta cervantino nicaragüense venimos todos. Hablaré de ellos en mi discurso de aceptación del premio el próximo año
.
La rutina de Ramírez este jueves por la mañana se rompió muy temprano cuando, luego de ducharse y aún sin haber desayunado, recibió la llamada del ministro de Educación, Cultura y Deporte del gobierno de España, Íñigo Méndez de Vigo, quien le dio la buena nueva.
Es un reconocimiento para Nicaragua y para Centroamérica
, reitera, “pues una de las grandes ventajas de este galardón es que pone a mi país y a la región en el mapa literario. También es una plataforma muy importante para subir a los jóvenes y que los vean desde lejos.
“La tarea de impulsar a las nuevas generaciones me la impuse desde que fundé la revista Carátula y el encuentro literario Centroamérica Cuenta (2012). Hay muchos jóvenes escritores con mucho talento; esta es una buena oportunidad para que salgan afuera de las fronteras de Centroamérica y sean reconocidos”.
Es por eso que, no obstante el alboroto feliz
que rodea al escritor desde ayer en la mañana, no piensa cancelar el taller que el sábado impartirá a una veintena de aspirantes a escritores en su pueblo natal, Masatepe. Les lleva ya sus trabajos corregidos, de puño y letra
, porque me gusta ayudar a los muchachos a escribir, al menos enseñarles un poco lo que sé
, insiste.
A la par de su carrera literaria, Sergio Ramírez ha incursionado en la política, primero como opositor a la dictadura de Anastasio Somoza y, en 1977, al frente del Grupo de los Doce, formado por intelectuales, empresarios, sacerdotes y dirigentes civiles que apoyaron al Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Antes y después del triunfo de la revolución nicaragüense (19 de julio de 1979) formó parte de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. En 1984 fue vicepresidente de Nicaragua. En 1996 fue candidato presidencial del Movimiento Renovador Sandinista (MRS). Después de esos comicios se retiró de la vida política, pero sin dejar de dar a conocer sus críticas y opiniones.
“Tengo mi propia dimensión como escritor, el cual es un campo de libertad, porque la literatura, sobre todo la creativa, es diversidad. Pero a la par de mi tarea de escritor, está mi papel de ciudadano, que nunca he abandonado.
Uno puede ser un buen escritor y ocuparse de los asuntos de afuera de la ventana. En mi caso conservo esa doble convicción: la del ciudadano que opina y el escritor que escribe. Me preocupa América Latina, mi país, y siempre procuro mantener el ojo crítico
, puntualiza.
Temas como la situación de los migrantes, la diversidad, el reconocernos en el otro siempre están presentes en los artículos que publica el Premio Cervantes 2017 en La Jornada, pues, continúa, me interesa hablar de cómo podemos identificarnos con los demás desde su propia perspectiva. Es una tarea de comunicación esencial que facilita la literatura. Frente a tanta incomprensión política ante la inmigración, el rechazo, la xenofobia, los nacionalismos que cada vez son más peligrosos como se está demostrando, la literatura debe crear puentes
.
Artesano de la escritura
Ante decenas de periodistas que acudieron a la casa de Sergio Ramírez con la finalidad de conocer su reacción al saber que obtuvo el máximo reconocimiento a las letras en castellano, el autor de Margarita, está linda la mar (1998) transmitió una videoconferencia a través de su página de Facebook, en la que se describió como un artesano de la escritura.
Ramírez relató que “si no estuvieran ustedes aquí por este feliz motivo estaría encerrado escribiendo, con el teléfono desconectado y con el Internet sólo para consultar diccionarios en línea y la información que necesito para escribir. La rutina del trabajo es lo que hace la escritura, una obra literaria se consigue con horas de trabajo.
He aprendido que escribir no es hablar de la escritura, sino ponerse a escribir. Son muchos años ya de práctica. Antes de comenzar a escribir leo poesía para poder abrirme a esa cadencia.
Su novela más reciente, Ya nadie llora por mí, se presentará el 25 de noviembre en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara; “el tema es la Nicaragua de hoy, ver en qué escenarios y qué personajes se mueven ahí; y también voy a presentar una antología personal de mis cuentos, publicada por Océano.
Me siento en estado de gracia. A partir de este premio, Centroamérica nos va a dar nuevos escritores, seguramente muy valiosos y conocidos, es algo que se está cocinando, lento, pero bien. Las nuevas generaciones de escritores van a sorprender muchísimo por su calidad, su diversidad y la manera en que abordan sus temas, porque nacieron en la década de los 80 y tienen una mirada más libre para poder juzgar de manera crítica lo que ocurrió en esos años; leeremos lo que los padres vivieron, narrado por los hijos
, concluye un entusiasmado Sergio Ramírez.