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Penultimátum

Moda y abusos

L

a industria de la ropa para los pudientes es muy próspera en Francia, Italia, Inglaterra, Estados Unidos, Japón y, ahora, China. No se limita a los desfiles con bellas modelos, invitados especiales del cine, las artes y los negocios. En Francia, en los primeros lugares de la lista de las grandes fortunas, están empresas como L’Oréal, Louis Vuitton, Hermès y Chanel, que fabrican ropa, joyas, zapatos, bolsas, perfumes y otros objetos relacionados con la moda.

Entre todas ellas mueven al año más de 180 mil millones de dólares, emplean a un millón de personas en sus talleres de confección, distribución, venta y publicidad. Igualmente a muchos en los países maquiladores, como China, India o Bangladesh. Tienen revistas que venden millones de ejemplares.

La industria de la moda no está libre de abusos hacia sus trabajadores, destacadamente las modelos. Pero parece no alcanzar la magnitud de los que se denuncian en el cine o la televisión del mundo. Se recuerda el caso de la modelo británica Naomi Campbell, por recibir diamantes de quien fue dictador de Liberia, Charles Taylor, de 1997 a 2000, luego juzgado por crímenes de guerra y contra la humanidad. Naomi no negó el regalo, pero dijo desconocer que eran diamantes de sangre, por la explotación que sufren quienes los extraen en las minas.

No se olvida la condena que tuvo en 2010 el diseñador John Galliano cuando, ebrio, dijo amar a Hitler y odiar a los judíos. Le costó su puesto de diseñador de la casa Dior y sólo recientemente logró regresar a la industria. En febrero pasado, se denunció por sadismo y crueldad al encargado de escoger a las modelos que participarían en varios desfiles de la semana de la moda parisina. El motivo: encerrar durante varias horas a un grupo de ellas, muy jóvenes, cuando esperaban ser llamadas para la selección.

Tiene otros problemas no menos graves. Y para atacarlos, François Henry Pinault, coleccionista de arte y presidente del conglomerado de moda más importante del mundo, lanzó una iniciativa para no aceptar modelos demasiado delgadas y menores de 16 años en los desfiles y la publicidad que se hace cada año para promover las nuevas creaciones de los diseñadores más importantes. Su iniciativa fue muy bien recibida por sus colegas.

En el conglomerado de empresas de Pinault cada modelo deberá presentar un certificado médico con vigencia anterior a seis meses para comprobar su estado de salud. Una forma de combatir el consumo de drogas, garantizar que se alimentan bien y combatir así la anorexia. Por eso en las pasarelas ya no habrá modelos con tallas inferiores a 34 en mujer y 44 en hombre.

Ahora falta que paguen lo justo a quienes elaboran parte de los numerosos objetos relacionados con la moda en las maquiladoras de Bangladesh y China, por ejemplo.