Se cumplen 150 años de la publicación del Volumen I de El capital, de Marx/ I
Libro de Luis Arizmendi analiza tres lecturas importantes de El capital
uspendo temporalmente la serie sobre los 20 años del Progresa-Oportunidades-Prospera para dar espacio a este aniversario más universal. En 1867, hace 150 años, se publicó la primera edición en alemán del Volumen I de El capital (EC) de Karl Marx. Los volúmenes II y III no los publicó Marx (aunque vivió 16 años más y los manuscritos estaban muy avanzados cuando publicó el libro I); fue su gran amigo y coautor Friedrich Engels quien los publicó a partir de manuscritos problemáticos. En el plan final para EC (Marx hizo varios), hay un Libro IV que preparó para publicación Karl Kautsky (edición en español, Teorías de la plusvalía, FCE, 3 vols.). Las razones por las cuales Marx no preparó para publicación el resto de El capital son materia de debate. ¿No pudo? ¿No quiso? En México, el aniversario no ha pasado inadvertido. La UNAM, la ESE-IPN y la UAM-X han organizado (con un gran apoyo de Editorial Itaca, el Coloquio Karl Marx, de muchas semanas de duración y decenas de actos. El próximo martes, 14 de noviembre (en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM a las 11 a.m.) participaré en él con una conferencia sobre los “Claroscuros del Libro Primero de El capital”.
También ha habido varias presentaciones públicas del importante libro de Luis Arizmendi (LA), El capital ante la crisis epocal del capitalismo (IPN, 2016, 204 pp.). En la primera parte de esta obra, LA discute a fondo tres lecturas
de EC; en la segunda parte “expone un desarrollo original de la crítica de la economía política para escudriñar la crisis epocal del capitalismo y el trend del planetary management” (tendencia a la gestión planetaria)”. Las tres lecturas de EC que aborda en la 1ª parte son la nueva lectura
de EC en Alemania, sobre todo por parte de Michael Heinrich, que se apoyan, sobre todo para poner en duda el supuesto determinismo histórico de Marx en los vols. II y III de EC, en la publicación (en alemán, sin traducción alguna todavía) de los manuscritos originales de Marx para dichos volúmenes. LA señala que, según Bellofiore y Fineschi, editores de Re-reading Marx.) Engels hizo más de 5 mil intervenciones de redacción en el vol. III. La polémica parece radicar en si, en esas intervenciones, Engels imprimió un sello de determinismo histórico a los volúmenes que fuesen ajenos a Marx. Tengamos presente que György Márkus, el heredero más importante del pensamiento de Lukács, ha señalado que
“la orientación valorativa práctica fundamental de la teoría crítica de Marx, se descompone en una paradójica combinación de determinismo y finalismo… Esta es la razón por la que ‘prefiero’ los escritos tempranos de Marx –desde el punto de vista de que la orientación valorativa práctica emancipadora de su teoría crítica está presente en ellos de forma más concisa, explícita y coherente –.” (“El legado de Marx –una respuesta”, Mundo Siglo XXI, Nº 21, verano 2010, p.14. Este texto responde a Bolívar Echeverría (BE) “Crítica a la ‘Posibilidad de una teoría crítica’, de Márkus”, publicada en el mismo Nº de Mundo Siglo XXI, que, en su original, es el Capítulo 5 del libro de Márkus Language and Production. A Critique of the Paradigms, D. Reidel Publishing Company, Dordrecht, 1986, traducido publicado en español en el nº 23 de Desacatos. Revista de antropología social, CIESAS; 2007).
LA ve meritorios, en la lectura de EC de Heinrich, su crítica a las vertientes del marxismo ideológico: la ‘soviética’, la socialdemócrata, las teorías del imperialismo y al determinismo histórico o visión de la historia como destino. Pero encuentra algunos limitaciones en la lectura de Heinrich: “al impugnar la lectura historicista que circunscribe la vigencia de EC al siglo XIX, cae en la ahistoricidad; deja de captar la contradicción valor-valor de uso como núcleo de la crítica a la modernidad capitalista; invisibiliza la Ley General de la Acumulación Capitalista y la Ley General de la Tendencia Descendente de la Tasa de Ganancia, leyes centrales del capitalismo. También critica a Heinrich por aceptar la tesis que en la fase actual del capitalismo no es la teoría del valor lo que domina las economías.
En los capítulos 2 y 3 de su libro, LA analiza las lecturas de Bolívar Echeverría (BE) y de Rosa Luxemburgo (RL), respectivamente. La de BE la vincula con América Latina, destacando la noción de ethos de BE, que LA explica como estrategia elemental económico-política de sobrevivencia vuelta costumbre para no tener que descifrar el mundo cada día
. En AL como reacción a la conquista y a la colonia, prevalecería lo que BE llama el ‘ethos barroco’, que se caracteriza, a diferencia del ethos realista, el romántico y el clásico, por una combinación de resistencia e integración ante la modernidad capitalista
. Añade LA que el ethos barroco: al entrecruzar la cultura de los vencedores con la cultura de los vencidos para fundar una nueva forma histórica, instala como su núcleo una cierta mixtura entre capitalismo y precapitalismo
(p.80). LA describe también la concepción de BE de renta tecnológica que asocia a la de sobrexplotación del trabajo de Ruy Mauro Marini. La de Rosa Luxemburgo (RL) la considera LA como la 1ª lectura poderosa de EC; en ella niega que: 1) EC sea una obra sólo válida para el siglo XIX; 2) los esquemas de reproducción simple y ampliada del Vol. II sean una prueba que el capitalismo puede crecer al infinito sin crisis; 3) el capitalismo elevará continuamente el nivel de vida de la población. Una innovación (criticada por LA) de RL respecto a Marx, es su tesis que el capitalismo necesita al pre-capitalismo para poder realizar la plusvalía. Kostas Vergopoulos sostiene que RL en La acumulación de capital (1913) no se refiere a la realización, sino a la producción, de plusvalía:
“Adam Smith cometió el error
de igualar el precio del trabajo con sus costos de producción y de reproducción. Es un error porque si la mercancía fuerza de trabajo
de los trabajadores asalariados se pagara a su verdadero valor capitalista, entonces el capitalismo sería imposible…. Si todas las mercancías se vendieran y compraran a su costo de producción, no habría espacio para la ganancia… a menos que, como dijo Rosa Luxemburgo con ironía –llevando el razonamiento a una reducción al absurdo–, esto implicara que los capitalistas se roban los unos a los otros. Para que la ganancia capitalista sea posible en un nivel macroeconómico… el trabajo tiene que pagarse a un precio más bajo en relación con su presunto precio teórico. En otras palabras, para la rentabilidad del sistema capitalista –y del capital– cuando menos una mercancía debería producirse mediante un modo de producción no capitalista, para evitar pagar ganancias o renta de la tierra. Esta mercancía en particular, que en realidad no es una mercancía como las demás, es la fuerza de trabajo. Los capitalistas compran esta mercancía
, sin incluir en el precio pagado por ella (el salario del trabajador) el margen respectivo de ganancia o de renta de la tierra, o incluso los costos salariales. Si la oferta de esta mercancía especial, cuyo precio incluye los costos de alimentación y reproducción de la familia del trabajador, fuera suministrada por el modo de producción capitalista, su precio –el salario del trabajador– debería cubrir tanto la ganancia como la renta de la tierra, lo que ocasionaría estragos en la rentabilidad del capitalismo. Bajo el modo de producción capitalista, la oferta de esta mercancía especial
llamada fuerza de trabajo debe estar garantizada mediante un proceso no capitalista (esto es, la familia) con objeto de que su precio permanezca sustancial, estructural y permanentemente bajo. Las formas capitalistas y no capitalistas de producción se complementan entre sí, y la primera no podría absorber la segunda sin correr el riesgo de generar un estancamiento. En general, el capitalismo omni-incluyente no es más que una ilusión.
En la próxima entrega empezaré a comentar la profunda y minuciosa lectura del Vol. I de EC de Ernest Mandel, autor de El tratado de economía marxista.